Los relatos de naves del espacio de otros planetas y sus ocupantes que desembarcan en nuestra tierra, los planes y las investigaciones de los hombres con el objeto de lanzar proyectiles que alcancen a otros cuerpos celestiales están hoy día ocupando el pensamiento de la humanidad en grado extraordinario. Bien podríamos formularnos la pregunta: “¿Qué luz arroja la Christian Science
Nombre que Mary Baker Eddy dió a su descubrimiento (pronunciado Crischan Sáiens). La traducción literal de estas dos palabras es “Ciencia Cristiana”. sobre el éxito de la actividad humana en la disolución de las limitaciones tales como la gravedad, la atmósfera y el tiempo?”
Esta Ciencia está de acuerdo con la declaración del Apóstol Pablo (Hebreos 11:3): “Por fe entendemos que los siglos han sido constituidos por la palabra de Dios, de manera que lo que se ve no fué hecho de cosas que aparecen.” En otras palabras, el testimonio de la Christian Science nos enseña a rechazar la teoría aceptada de un universo que consiste de incalculables billones de estrellas materiales que se mueven dentro de millones de constelaciones. La Christian Science acepta el hecho que el universo se halla constituido de innumerables ideas espirituales, todas ellas contenidas en perfecta relación unas con otras y con su única causa perfecta, la Mente divina.
Esta Ciencia enseña que el único espacio verdadero no es un receptáculo vacío para ser ocupado por un universo material, pero es la vastidad de la Mente o Espíritu — la consciencia divina. En la Mente no existen vacíos ni regiones muertas o espacios áridos, ni extremos en temperatura o movimientos de acuerdo al tiempo. La Mente divina está llena de ideas perfectas, que moran todas en la atmósfera espiritual completamente pura y beneficiente de Dios, la atmósfera de la armonía y la inspiración espirituales.
En la Christian Science las fuerzas de la Verdad gobiernan todo movimiento y relación. Todas las ideas en el reino de la Mente son reposadas y se hallan en perfecto orden para la eternidad. Estas ideas espirituales jamás chocan entre sí, ni pueden atraerse unas a otras fuera de las órbitas de Dios. Un reconocimiento de estas grandes verdades de la Christian Science señala el camino hacia la neutralización de las tales llamadas fuerzas de la gravedad material y al establecimiento de las reclamaciones del poder espiritual.
Cuando el profeta Eliseo oyó que uno de los trabajadores había dejado caer su hacha en aguas profundas, se la devolvió a su dueño mediante el vislumbre que él poseía del poder omnipotente del Espíritu. El hierro en efecto salió a la superficie del agua “y nadó” (véase II de los Reyes 6:6).
Una comprensión más clara de las leyes supremas de la Vida, la Verdad y el Amor y de las fuerzas de la adhesión, cohesión y atracción espirituales enseñará a los hombres cómo utilizar el poder del Espíritu para vencer progresivamente la resistencia de la gravitación material.
Uno de los obstáculos para el movimiento libre de los objetos materiales cerca de la tierra es la resistencia de la atmósfera de la tierra. Tal resistencia no sólo da como resultado la fricción y el retardo, mas también produce la deteriorización de los objetos que se mueven rápidamente debido a la extrema temperatura que se produce.
La Christian Science enseña que la atmósfera del universo espiritual no cambia nunca. Esta atmósfera pura es fresca, clara y permite libertad de acción a todas las ideas de Dios. Jesús demostró los efectos beneficiosos de la atmósfera del cielo cuando dijo al mar (Marcos 4:39): “¡Calla! ¡sosiégate!” Y el verso continúa diciendo; “Y sucedió una grande bonanza.” A medida que la consciencia humana se espiritualiza, los hombres contemplarán más libertad de movimiento que demostrará el gobierno de Dios sobre la atmósfera de la tierra.
Un factor que frecuentemente figura en los movimientos de las personas y los objetos es el elemento tiempo. En la Ciencia aprendemos que el tiempo puede misurarse en realidad solamente por el desenvolvimiento del bien. El Apóstol Pedro insinúa que Dios no está consciente del tiempo. Dice (II Pedro 3:8): “Un día para con el Señor es como mil años, y mil años como un día.”
A medida que el pensamiento se espiritualiza las limitaciones del tiempo se desvanecen. Mediante la comprensión cristiana Jesús caminó sobre el mar para reunirse con sus discípulos en la barca, e inmediatamente la barca se halló en el lugar al cual se dirigían. (Véase Juan 6:16–21.)
Nuestra amada Guía, Mary Baker Eddy, nos dice en Miscellaneous Writings (Escritos Diversos), página 101: “El sentido científico del ser que establece la armonía, no hace compromisos con la limitación y la debilidad. Socava las bases de la mortalidad, de la ley física, rompe sus cadenas, da libertad al cautivo y abre las puertas para aquellos que se hallan cautivos.”
Los grandes pasos hacia el progreso hechos por la ciencia física no deben ignorarse, pues tales progresos son una evidencia de la consciencia humana que vislumbra el poder de la Mente que vence la limitación, la ignorancia y el temor. Mas a medida que las cadenas de la mortalidad sean rotas por el sentido espiritual, los hombres aprenderán a controlar la actividad humana mediante el Cristo, el poder y la inteligencia supremos de la Mente divina.
Mrs. Eddy también nos dice (ibid., pág. 331): “En medio a las hojas que caen de las antiguas religiones, por encima de la crostra helada del credo y el dogma, la Mente-fuerza divina, llenando todo el espacio y poseedor de todo poder, trastorna toda la tierra. En sagrada solitud, la Ciencia divina desenvolvió la naturaleza en pensamiento y este a su vez en objetos o cosas. Este supremo Principio potencial impera en el reino de la realidad, y es el ‘Dios dentro de nosotros’, el Yo soy.”
El Científico Cristiano trabaja firmemente con el objeto de establecer en el pensamiento el reconocimiento de su ser verdadero como la idea de Dios, coexistente y coeterna con El. “En el principio,” dice la Biblia, Dios dió al hombre dominio por sobre toda la tierra, y El jamás ha retirado el poder espiritual y la habilidad que El otorgó a Sus hijos.
Al reclamar dominio como hijo de Dios, el hombre demuestra el poder del Cristo en todos los acontecimientos de su vida diaria. Al servir de testigo a estos hechos, prueba su dominio sobre las limitaciones de la mente mortal, al igual que Moisés cuando extrajo agua de la roca; o como Elías, cuando sanó al hijo de la viuda; o Josué, que ordenó al sol que no se moviese; o Jesús, cuando en la ascensión probó su absoluto dominio por sobre las creencas limitadoras de los sentidos materiales.
Mrs. Eddy escribe en “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras” (pág. 264): “Los mortales tienen que mirar más allá de las formas finitas y perecederas, si quieren obtener el concepto verdadero de las cosas. ¿Dónde ha de descansar la mirada sino en el reino inescrutable de la Mente? Tenemos que mirar hacia donde deseamos caminar, y debemos obrar como si poseyéramos todo el poder de Aquel en quien tenemos nuestro ser.”
A medida que obedecemos la instrucción de nuestra Guía, ayudaremos a la humanidad a sobreponerse a las limitaciones de la materialidad.
    