No mucho después de interesarme por la Christian Science hace de esto más de cuarenta y cinco años, fui sanado del hábito de la profanación, lo cual había creído fuese parte normal de mi vocabulario corriente. También fueron vencidos los hábitos de fumar y el beber bebidas intoxicantes. Después de un ataque de reumatismo inflamatorio que me había tenido incapacitado por dos semanas, llamé a un practicista listado en The Christian Science Journal. A la hora de haberle llamado me vi libre, habiendo permanecido así desde entonces.
La curación más notable que he experimentado ha sido la de una aguda sordera, de la cual me veía afligido desde que era niño después que sufrí la fractura del cráneo. Un especialista de oído dijo que mi caso no tenía remedio, pues mis tímpanos habían sido dañados seriamente y que en poco tiempo no oiría absolutamente nada. Sin embargo, después de interesarme por la Christian Science, leía los testimonios de los periódicos que relataban muchas curaciones notables, y estaba convencido que yo también podría ser sanado. Me esforcé por vivir una vida mejor y más afectuosa, ser más atento con los demás y apoyar mis pensamientos firmemente sobre Dios y Su amor por Su hijo.
Una de las cosas que más me ayudaron fué “la declaración científica del ser” que puede ser hallada en la página 468 del libro de texto de la Christian Science, “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras” por Mary Baker Eddy. Perseveré con esta y otras verdades hasta que mi mente se espiritualizó más. Pronto hallé que de vez en cuando oía mejor, pero esto duraba sólo cortos períodos. Sin embargo aun oír un poco era muy alentador.
Muy a menudo meditaba profundamente acerca del padrenuestro y su interpretación espiritual, dada en las páginas 16 y 17 de Ciencia y Salud. Una noche al llegar a la parte de esa oración que dice: “Y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal,” me hallé diciendo sinceramente: “Dios no me está dejando caer en la tentación de creer en un poder aparte de El, mas me está librando del mal de creer que el oído material es el medio con el cual oigo yo.” De pronto me di cuenta más claramente que nunca que oír es espiritual, una función de la Mente única, o inteligencia, de modo que está siempre presente, aquí y ahora. Cuando llegué a esta conclusión sentí como si algo estallara en mi oído. Esto fué seguido inmediatamente por la realización que podía oír excepcionalmente bien; tan es así que podía oír hasta el tictac del reloj que estaba en la sala.
Por esta curación y muchas otras estoy verdaderamente agradecido, pero sobre todo lo estoy por el gozo y la seguridad de que el hombre experimenta una completa paz, perfección y vida eterna en el Espíritu.
Mi gran deseo es el de crecer espiritualmente de tal modo que pueda desechar toda creencia en la materia y adquirir la comprensión de la Vida como Dios. Nuestra amada Guía, Mrs. Eddy, nos dice en la página 266 de Ciencia y Salud: “El Amor universal es el camino divino en la Christian Science.” Le estoy humildemente agradecido a Dios. — Kansas City, Missouri, E.U.A.
