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Yo he experimentado muchas pruebas maravillosas...

Del número de octubre de 1958 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Yo he experimentado muchas pruebas maravillosas de la eficacia de la Christian Science; pero comienzo a darme cuenta que mi gratitud, que tan a menudo he expresado en las reuniones de testimonio de los miércoles, no se verá íntegramente expresada hasta que no me haya valido del privilegio de hacerlo por medio de nuestros periódicos autorizados.

Una curación extraordinaria por la cual estoy muy agradecida ocurrió hace como siete años. Una pequeña verruga o lunar que tenía sobre el labio superior comenzó a crecer con una rapidez alarmante. Un diagnóstico médico, del cual me enteré inadvertidamente, lo denominó cancer de la piel, y se me sugería que fuera quitado inmediatamente mediante rayos X. Debido a la alarma que manifestó mi familia y los comentarios de mis amigos, pensé que era más sabio el ausentarme de mi hogar para así dedicarme al estudio y procurarme ayuda. Siempre les estaré agradecida a los amigos que me acogieron tan afectuosamente en su hogar y me ayudaron durante ese período tan angustioso.

Como esta condición cobró proporciones alarmantes desarrollé un estado de extrema nerviosidad. Me vi llena de temor y de gran resentimiento al tener que permanecer ausente de mi hogar tanto tiempo. Sin embargo, a medida que continuaba estudiando poco a poco comencé a percibir que debía extirpar muchos pensamientos erróneos. Un concepto erróneo de lo que es el hogar y la familia, la falta del deseo de hacer mi propio trabajo en la Christian Science, el temor anormal de los pensamientos de otras personas y de las falsas leyes de la herencia, fueron algunos de los errores que salieron a luz en esa época. Gradualmente fui adquiriendo un concepto más claro de mi verdadero hogar como consciencia espiritual y de todo lo bueno que yo poseía como parte de esa consciencia. El deseo de pensar por mí misma, y no seguir apoyándome en otro cuando necesitaba ayuda se desarrolló en mí, y un gran anhelo de reflejar la Verdad reemplazó un instinto egoísta de querer todo esto sólo para mi propio bien.

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