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[Original en alemán]

Desearía mencionar aquí algunas de las...

Del número de octubre de 1958 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Desearía mencionar aquí algunas de las muchas bendiciones que mi familia y yo hemos recibido desde que la Christian Science vino hace diez y nueve años a iluminar como una brillante luz nuestras vidas. A la sazón mi esposa estaba sufriendo de una grave afección intestinal. Un médico nos había dicho que sólo podría vivir unos pocos meses.

Una afectuosa practicista visitó a mi esposa, y nuestra confianza y fe volvieron nuevamente a renacer. La practicista trabajó fiel y devotamente y muy pronto se notó una gran mejoría. A pesar de que a mi esposa no le había sido posible retener alimentos sólidos durante muchos meses, ahora comía todo lo que se le servía sin sufrir desarreglos. También dormía normalmente y al poco tiempo después se sintió enteramente bien.

La Christian Science se convirtió entonces en una maravillosa bendición en nuestra vida familiar. Nuestro júbilo y gratitud eran en verdad grandes, y nos guiaban a descubrir más de este nuevo camino de vida. Asistíamos a los servicios de la iglesia regularmente, los que siempre nos hacían una gran impresión. Nuestra comprensión de la Verdad aumentaba firmemente, y las enfermedades que atacaban a nuestros niños eran prontamente curadas con la ayuda de una practicista. Varios malos hábitos desaparecieron casi sin hacer esfuerzos de mi parte. La desocupación, la falta de vivienda, las dificultades financieras y muchos otros problemas fueron solucionados mediante la inspiración del Amor divino.

En el año 1939 uno de nuestros hijos se hallaba trabajando con un estanciero. Una mañana el muchacho se vió atacado de dolores al abdomen tan agudos que sufrió un colapso. Su patrón se asustó queriendo llamar al momento a un médico. Pero sabiendo que nosotros éramos Científicos Cristianos nos llamó por teléfono. Le respondimos asegurándole que no tenía por qué temer y que el muchacho pronto se sentiría mejor.

Inmediatamente comenzamos a trabajar tal como nos enseña la Christian Science. Un poco mas tarde ese día, pedimos ayuda a un practicista de mucha experiencia, quien muy afectuosamente nos la suministró, pudiendo el joven ser traído a casa. Yo le leí pasajes de “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras” por Mary Baker Eddy pidiéndole que los repitiera. La paz que estos le proporcionaron le permitieron dormirse apaciblemente. Al otro día nuestro hijo se levantó, y a los dos días volvió a su trabajo. Su patrón no podía creerlo, pues lo suponía confinado a un hospital. Nosotros dimos gracias y alabamos a Dios por esta curación.

En el año 1944 otro hijo asistía a una escuela militar de entrenamiento. Poco días antes de ser demitido tuvo que ir al hospital donde lo iban a operar de apendicitis. Protestando en contra de la operación nos envió un telegrama. El practicista nuevamente y con mucho amor nos ayudó, y a la mañana siguiente había pruebas absolutas que el peligro había pasado. Cuatro días más tarde pudo volver a casa. Ninguno de los dos muchachos sufrió recaídas.

Nuestra familia tiene muchas razones porque dar sinceras gracias por la maravillosa comprensión que adquirimos mediante el estudio de la Biblia, conjuntamente con Ciencia y Salud y las otras obras de Mrs. Eddy. Estas obras enseñan el camino verdadero en el cual andar. Estamos especialmente agradecidos a nuestro querido practicista, quien nos ayuda con amor incansable a sobreponernos por encima de todo obstáculo material. Todos nosotros agradecemos a Dios con todo nuestro corazón, con nuestros labios y con nuestras manos. El está haciendo grandes cosas por nosotros y por todo el mundo.—

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