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La Ciencia y el hombre de negocios

Del número de octubre de 1958 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Los cambios que están ocurriendo hoy sorprenden hasta la imaginación. Las realizaciones espectaculares en muchas esferas de acción nos impelen a preguntar: “¿Qué sigue?” Es incuestionable que los hombres vienen superando en cierto grado a mucho de lo que constituye su medio ambiente. Máquinas e invenciones, fuerzas de enormes proporciones, predicciones que nos hacen contener el aliento de lo que ha de venir evidencian que los conceptos materiales retroceden cediendo el paso al pensamiento científico que marcha hacia adelante. ¿Puede acaso ser que esto indica que disminuye el depender de la materia y de las teorías materiales? ¿Hay quizá ya un leve reconocimiento de que, al traducirlas la Christian ScienceNombre que Mary Baker Eddy dió a su descubrimiento (pronunciado Crischan Sáiens). La traducción literal de estas dos palabras es “Ciencia Cristiana”., se verá que las fuerzas sobre las cuales pisamos radican en el Espíritu y que de él emanan? Si es así, posible es que nos aproximamos al tiempo en que se ha de ver que el Espíritu y sus leyes fundamentan las verdades del ser.

Lo que se menciona con frecuencia como tensión nerviosa y presión mental, son el subproducto perturbador de la actual lucha por la supremacía individual y económica. Las oportunidades acrecidas y el mejor recreo satisfacen sólo en parte la necesidad que hay de reposo o desahogo. Los medios humanos nunca proporcionan remedios confiables para resolver los problemas humanos, por lo cual persiste la responsabilidad humana. La Christian Science invita a los hombres a que consideren la energía espiritual que está siempre disponible, y a esa energía que no requiere esfuerzo personal, y al Principio que la impele y la regula, a lo que viene volviendo la atención con provecho un creciente número de hombres y mujeres.

Muchos hombres y mujeres de negocios, pedagogos y hombres de estado han venido adoptando la costumbre de dar principio a sus labores cotidianas con un período de oración. Han encontrado que volviendo su pensamiento a Dios voluntaria y humildemente los hace receptivos a que Dios los guíe. Y han hallado, además, que cuando sus corazones son rectos ante Dios, su actividad humana o sus negocios descansan sobre una base sana y segura. Están probando que, ya sea que se hallen en una conversación telefónica, en una conferencia o cualquier otra actividad, Dios está a su lado, guiando sus pensamientos y su actitud dirigiéndolos edificativamente en beneficio de todos los concernidos.

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