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Hace más de diez años fui hospitalizado...

Del número de octubre de 1973 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Hace más de diez años fui hospitalizado durante seis meses por una condición que los médicos diagnosticaron como hemorragia en la parte inferior de la aracnoides, una de las meninges (hemorragia en algún lugar de la cabeza). Decidieron no operarme porque consideraban la operación muy delicada. En cambio, me recetaron sedativos que debía tomar diariamente por el resto de mi vida para aliviarme los dolores. Me recomendaron no esforzarme físicamente. Mi categoría médica fue reducida a la más baja: "C permanente". Como era empleado público, esta condición habría afectado mi promoción y mi carrera. Un día en que fui a ver al especialista debido a los dolores que sentía, éste me dijo que tenía que soportarlos; en otras palabras, que no podía hacer nada por mí.

Mientras me hallaba en este estado de desesperación, uno de mis tíos me regaló un ejemplar del libro de texto, Ciencia y Salud por Mrs. Eddy. Comencé a leerlo con muchas dudas obscureciendo mi mente. ¿Cómo podía uno ser sanado por la mera lectura de un libro?

Leí el libro con tan poco interés, que al cabo de seis meses sólo había leído la mitad. Un día me dije: "Voy a confiar en este libro por hoy día. Hoy no tomaré ninguna medicina". Aquel día no sentí ningún dolor. Esto ocurrió hace muchos años y desde entonces no he tomado medicina alguna. El libro hizo de mí un hombre sano. Mi categoría médica fue elevada al máximo: "A N° 1", por una junta de médicos que me sometió a minuciosos exámenes.

He hecho los ejercicios más difíciles, incluyendo largas caminatas de diez días de duración, de un tirón, escalando montañas de más de cinco mil metros de altura sobre el nivel del mar, y sin sufrir malos efectos. Las verdades expuestas en el libro me han sostenido. Durante muchos años he comprobado la verdad de la declaración de Mrs. Eddy: "El Amor divino siempre ha respondido y siempre responderá a toda necesidad humana" (Ciencia y Salud, pág. 494). Bien que la necesidad haya sido de índole física, económica, profesional o moral, siempre ha sido respondida al aplicar con sinceridad las verdades expuestas en este libro esclarecedor.

Me siento como un hombre nuevo. Aparte de mi regeneración física, mis ganancias morales han sido muchas. Ya no fumo ni tomo bebidas alcohólicas, ni echo de menos estos hábitos. La paz, armonía, satisfacción y felicidad que he experimentado en estos últimos años exceden a las que experimenté en toda mi vida pasada. Los malos hábitos han sido reemplazados por hábitos buenos y saludables. Falta de confianza en mí mismo ha sido reemplazada por confianza. En tiempos de guerra, como oficial en combate activo, experimenté la maravillosa protección de Dios para mí y para los hombres que comandaba, y recibí una condecoración por valentía.

Los varios pasos que me han ayudado han sido el estudio diario, sin interrupción ni por un solo día, de la Lección-Sermón del Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana; el estudio continuo y repetido de Ciencia y Salud, aun cuando sólo haya sido una página diaria; mi afiliación a La Iglesia Madre; la lectura del The Christian Science Journal, el Christian Science Sentinel y el The Christian Science Monitor; y la instrucción en clase con un consagrado maestro de Ciencia Cristiana.

He recibido tantos beneficios de la Ciencia Cristiana que si me ofrecieran todas las riquezas del mundo a cambio de ella, me quedaría con la Ciencia Cristiana. Verdaderamente "mi copa está rebosando" (Salmo 23: 5). Estoy muy agradecido a Dios por Cristo Jesús, nuestro Mostrador del camino; por la Descubridora de la Ciencia Cristiana, Mrs. Eddy; y por los dedicados y bondadosos practicistas y maestros.


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