Un alcohólico le dijo a un amigo: “Mi mente está tan llena de temor, culpa, resentimiento y obstinación que bebo para escapar de ese ‘yo’ que no puedo soportar”.
“Al menos eres sincero contigo mismo”, respondió su amigo. “Y sólo un pensador sincero puede vencer el alcoholismo porque uno tiene que enfrentarse consigo mismo y sus errores si quiere permanecer sobrio”.
Un despertar espiritual le es esencial al alcohólico. Muchos se dan cuenta de este hecho; sin embargo, no saben cómo relacionar las verdades espirituales acerca de Dios y el hombre con su problema del alcohol. La Ciencia Cristiana nos enseña cómo utilizar la omnipotencia omnipresente de Dios, el bien, para devolvernos la dignidad, el valor y la paz de que nos ha privado la bebida. La oración humilde es el método.
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