Las discordancias físicas no son realidades. Son productos del magnetismo animal — imágenes mentales falsas producidas hipnóticamente en el pensamiento por una supuesta mente carnal o mortal. Al darnos cuenta de que no existe mente alguna separada de Dios, la Mente divina, destruimos el aparente poder de la supuesta mente. Esto nos pone en libertad para disfrutar de la armonía de Dios, la Mente divina.
A los sentidos materiales, la materia y las discordancias físicas les parecen verdaderas. Pero estos sentidos son en sí mismos objetos y agentes falsos de la falsa mente mortal. Niéguese el poder del magnetismo animal y se verá la nada de estas evidencias físicas y de los sentidos que dan testimonio de ellas. Desaparecen porque no tienen más substancia que las imágenes de un sueño. La creencia errónea de que existe un poder y vida separados de Dios, el bien, deja de causar temor y sufrimiento cuando dominamos el magnetismo animal — esto es, cuando vemos que su pretensión de poder es falsa. El poder pertenece enteramente a Dios.
Por lo tanto, para curar cualquier discordancia física, siempre se necesita lo mismo — destruir el supuesto poder magnético de la mente mortal, reconociendo la supremacía de la única Mente. Esta idea verdadera de Dios, el bien, es el Cristo, la influencia verdadera en la consciencia humana que nos libera tanto a nosotros como a nuestros pacientes de las imágenes de enfermedad y discordancia.
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