No tiene por qué ser imposible encontrar empleo durante condiciones económicamente desfavorables si uno aplica las reglas de la Ciencia Cristiana a la situación. En Ciencia y Salud, Mary Baker Eddy escribe: “La metafísica resuelve las cosas en pensamientos y reemplaza los objetos de los sentidos por las ideas del Alma”. Ciencia y Salud, pág. 269; Esto nos da una indicación de cómo resolver el problema.
Trátese de un joven inexperto recién salido del colegio y que está buscando su primer empleo, o de una persona experimentada que está buscando otro empleo, la necesidad es siempre la misma — reemplazar “los objetos de los sentidos” por las “ideas del Alma”.
Ahora bien, ¿qué tenemos que hacer para lograrlo? Ante todo, es necesario reconocer que los “objetos de los sentidos” no solamente incluye objetos físicos sino todas la limitaciones negativas de la existencia mortal, como el hecho de estar desempleado, o que uno ha sido despedido injustamente, o que ya hay muchos otros buscando empleo al mismo tiempo. Condiciones del sentido material, o la creencia en una vida separada de Dios, presentan un aspecto limitado del hombre o de su prójimo. Nos sugiere un estado de cosas aparentemente fuera de nuestro control, y se nos presentan bajo el título de “objetos de los sentidos”. Lo que hace falta, es reemplazarlos con las realidades espirituales del ser, las “ideas del Alma”.
Necesitamos comprender que en nuestra verdadera individualidad como ideas de Dios, estamos siempre activos y provistos por Él. Un empleador humano y un lugar de empleo meramente nos proporcionan una oportunidad para poner en acción nuestros talentos y aptitudes derivados de Dios. Con estas verdades en mente, nos daremos cuenta de que no estamos en el negocio de obtener sino en el negocio de dar. No tenemos que obtener un empleo. Ya lo tenemos. Nuestro trabajo consiste en dar expresión a nuestras cualidades derivadas de Dios, poniendo nuestras aptitudes en operación en el lugar en que estamos. De manera que podemos ponernos a trabajar ahora mismo, confiados en que nuestra comprensión de la verdad nos revelará, sin lugar a dudas, el lugar apropiado en el momento apropiado.
Cuando uno ha perdido su empleo, es común compadecerse de sí mismo, consultar los periódicos para ver cómo se halla la situación económica, meditando y hablando con otros sobre los aspectos deplorables. Pero en la Ciencia Cristiana uno puede abandonar la tendencia a abrigar pensamientos deprimentes y reemplazarlos con las “ideas del Alma”, las verdades espirituales del ser.
¿Cómo reconocemos las ideas de Dios? De una cosa podemos estar seguros: las verdades espirituales son completamente lo opuesto de todo aquello que nos limita y nos deprime.
Dios gobierna con equidad, igualdad y sabiduría utilizando a cada uno de Sus hijos con plenitud de propósitos, dándole a cada uno un feliz y fructífero empleo, proveyéndonos constantemente con una vida útil y abundante, con belleza y perfección.
En realidad, nunca ha habido un momento en que nuestras aptitudes hayan sido innecesarias o no se hayan utilizado. Mrs. Eddy escribe: “Cada individuo debe llenar su propio nicho en el tiempo y en la eternidad”. Retrospección e Introspección, pág. 70; En el plan infinito de Dios para Su universo, incluyendo el hombre, no existe un período de desempleo o un vacío de inactividad. Nadie puede tomar el lugar que nos pertenece en el universo de Dios, o sacarnos de él, tampoco existe un poder maligno que pueda interrumpir o dañar nuestro progreso en constante desarrollo.
Podemos enfrentar cualquier situación con confianza por medio de la comprensión que la Ciencia Cristiana nos da sobre el gobierno total y armonioso de Dios, de Su universo, incluyendo el hombre. Dios no sabe nada de altibajos económicos. El siempre guía al hombre hacia arriba y adelante, en la expansiva oferta y demanda de actividad productiva y espiritual. En el reino de Dios no existe condición alguna de desequilibrio, de mucha gente para muy pocos empleos. Esto sólo es un punto de vista limitado y mortal de las cosas.
Humanamente, siempre existe una demanda por más amor, honradez, integridad, sabiduría, inteligencia, exactitud, ingenio y otras cualidades derivadas de Dios. Cuando nos ocupamos más y más en la actividad de expresar en todo momento, y en todo lo que hacemos, los talentos que Dios nos ha dado, podemos estar seguros de que Dios nunca dejará de compensarnos en cualquier forma en que sea satisfecha nuestra necesidad. La Biblia nos asegura: “Os restituiré los años que comió la oruga... Comeréis hasta saciaros, y alabaréis el nombre de Jehová vuestro Dios”. Joel 2:25, 26;
Cuando me faltaba poco para terminar mi período de entrenamiento comercial, las posibilidades de encontrar empleo eran por cierto sombrías. Había miles sin empleo, y la situación económica, tanto en mi ciudad como en el país entero, era muy deprimente. Sin embargo, procuré sinceramente reemplazar todos mis pensamientos de temor y preocupación por el futuro, con la seguridad de que Dios me amaba y con el uso continuo de mi talento.
Sabía que todas aquellas aptitudes que había desarrollado durante mi entrenamiento, junto con el ahinco por aprender lo que se me enseñaba y por expresar las cualidades de actividad, inteligencia, honradez y cooperación — todas ellas buenas cualidades espiritualmente basadas — siempre eran comerciables y necesarias. Además, estaba convencida de que mi comprensión de Dios me llevaría en el momento indicado al lugar correcto. Sabía que cuando estuviera lista para un empleo, el empleo apropiado estaría listo para mí. Y así resultó.
El día mismo en que terminé mi entrenamiento, un señor solicitó una empleada que no tuviera experiencia previa para que él pudiera entrenarla a su manera. En la primera entrevista ya advirtió que yo tenía las cualidades necesarias, además del deseo de ayudar, y la adaptación y exactitud que son tan importantes en el comercio. Comencé a trabajar al día siguiente y seguí trabajando en este empleo por varios años.
Mrs. Eddy escribe: “La bondad jamás deja de recibir su recompensa, porque la bondad hace de la vida una bendición”. The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, pág. 165. Es nuestro propósito expresar felicidad, salud y todas las “ideas del Alma”. Estas cualidades son siempre útiles, y están en demanda en el comercio. Necesitamos usarlas donde nos encontremos ¡ahora mismo! Esta expresión del bien jamás dejará de ser recompensada.