¿Cuándo es un mandamiento más que un mandamiento? Cuando viene de Dios. ¿Por qué? Porque cada uno de Sus mandamientos tiene una doble finalidad — incluye no sólo un mandamiento sino también la promesa de que puede ser obedecido.
¿Pediría, a sabiendas, una madre amorosa a su hijo hacer algo que sabe que no podría cumplir? ¡Por cierto que no! Tampoco lo pediría nuestro Padre-Madre Dios del todo sabio y amoroso. Dios es justo y sabe que el hombre es Su propia expresión, por lo tanto, que es obediente e infinitamente capaz.
¡Qué alentador es saber diariamente que Dios jamás exige de Sus hijos nada que no puedan cumplir totalmente! Y al obedecer estas exigencias, inmensas bendiciones colman nuestra vida — gozo, salud, trabajo satisfaciente, relaciones humanas armoniosas.
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