¿Se estanca la influencia que la Ciencia Cristiana tiene sobre nosotros cuanto más nos familiarizamos con ella? Para poder contestar a esta pregunta es necesario saber lo que la Ciencia Cristiana realmente representa. Cristo Jesús la caracterizó más notablemente, a saber, como “el Consolador..., el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre”. Juan 15:26;
Aun cuando la Ciencia Cristiana ha existido por toda la eternidad, fue ampliamente accesible a la humanidad por primera vez en la segunda mitad del siglo diecinueve, cuando la consciencia humana había madurado lo suficiente para recibirla. La Ciencia Cristiana nos revela la ley divina del bien, y cuanto mejor entendemos y aplicamos esta ley universal, tanto más participamos de la armonía del ser verdadero.
Cada uno de nosotros debe admitir que nunca nos cansamos de la armonía o de la felicidad verdadera. Y con esta afirmación, la pregunta antes formulada, respecto a la influencia de la Ciencia Cristiana sobre nosotros, está contestada adecuadamente.
Las enseñanzas humanas parecen que se estancan con el correr del tiempo y a menudo desaparecen. Nada es duradero a menos que esté basado, en cierta medida, en la Verdad absoluta. En cuanto a la Ciencia Cristiana no tenemos que ver con enseñanzas humanas, sino que esta Ciencia es la Palabra de Dios hablando a la consciencia humana. Sus reglas son inmutables y pueden ser aplicadas por cualquiera en todo tiempo y en todas partes. Las Escrituras nos hablan de la ley de Dios: “He entendido que todo lo que Dios hace será perpetuo; sobre aquello no se añadirá, ni de ello se disminuirá”. Ecl. 3:14;
Entonces, si hemos reconocido verdaderamente esta enseñanza maravillosa como el Consolador que nos guía a toda la Verdad, lo valoraremos y amaremos más y más a medida que avancemos en su glorioso reino. La gran maravilla es, que este Consolador es inagotable; eternamente nuevo, cuya grandeza sólo podemos vislumbrar hoy. Quienquiera que empiece su estudio, inicia un proceso que resulta en una constante expansión de su consciencia.
La Sra. Eddy dice en el libro de texto, Ciencia y Salud: “Dios expresa en el hombre la idea infinita, desarrollándose eternamente, ensanchándose y elevándose más y más desde una base ilimitada”.Ciencia y Salud, pág. 258; A partir del momento en que alguien comienza a comprenderse como una idea espiritual de la Mente divina, su vida se transforma completamente, porque por primera vez ha tocado el borde de la realidad.
Sin embargo, si con el transcurso del tiempo ha disminuido en alguien su devoción inicial por la Ciencia Cristiana, o peor aún, hasta ha desaparecido, por supuesto que no es culpa de las enseñanzas sino del alumno mismo. Porque las enseñanzas son hoy exactamente como siempre fueron y permanecerán por toda la eternidad. Dios no cambia; la razón del decaimiento de nuestra devoción por estas enseñanzas es, tal vez, que las hemos considerado solamente como un método de curación física y de éxito material y no como el camino angosto que el Maestro indicó a sus seguidores. Debemos estar suficientemente alerta al mal que continuamente intenta robarnos la verdad.
¡Cuánto más provechoso sería para nuestras iglesias filiales, hoy en día, si sus miembros estuvieran más vigilantes contra la pereza, la rivalidad y la desunión! Estos males debieran verse como sugestiones seductoras del mal, expuestas en el capítulo “El Magnetismo Animal Desenmascarado” de Ciencia y Salud. Cuando los Científicos Cristianos son engañados por el mal y abandonan la viña del Señor, más tarde tienen que volver sobre sus pasos para llegar a ella otra vez. ¡Cuán decisivo es para nuestro progreso individual el trabajo que realizamos en las iglesias filiales! ¿Por qué? Porque al trabajar con otros, el yo humano es corregido y purificado. Si, por el contrario, alguien desea trabajar sólo para sí y por sí mismo es menos probable que reconozca las cualidades desagradables que todavía posee.
Cualquiera que sea la razón que haga disminuir la devoción, cada persona debiera examinarse a fin de ver la trampa que el mal intenta ponerle especialmente a él para robarle su herencia divina. Y entonces debiera esforzarse por conocer las maquinaciones del mal y destruirlas para siempre con la Verdad.
Al igual que en todas las esferas de la vida humana, así también en nuestras enseñanzas, no hay recompensa sin esfuerzo. Cada individuo debe llevar a cabo la obra de su propia salvación. Nadie puede hacerla por nosotros ni podemos asirnos a otros. Si Dios es siempre nuestra única atracción, nunca nos sentiremos desilusionados. Debemos aplicar lo que estudiamos; debemos demostrar armonía, no solamente leer sobre ella.
La teoría sola, es decir, sin aplicación práctica, es la tumba del desarrollo espiritual. Las frases trilladas, la aplicación mecánica de declaraciones de la verdad, el uso repetido de estribillos interesantes, y toda mera teorización, nada de eso es apropiado para restablecer al enfermo desvalido; hasta puede tener un efecto repulsivo. Pero si la absoluta convicción y comprensión espiritual sirven de base a la palabra escrita o hablada, entonces se siente su autoridad divina con su efecto sanador.
Las declaraciones de nuestros libros autorizados deben ser sagradas para nosotros. Si las valoramos y las guardamos como perlas costosas, nos darán inspiración renovada una y otra vez, aunque ya las hayamos leído muchas veces. Por cierto que no hay en nuestra casa mayores tesoros que la Biblia y Ciencia y Salud, libros con los que se estudian las Lecciones-Sermones semanales. Cuanto más los valoramos, más nos bendicen.
“Si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre”, Gál. 6:1; dicen las Escrituras. Si no hemos visto a nuestro hermano en la iglesia por algún tiempo, debiéramos recordar que no siempre sabemos el problema que le hubiera impedido concurrir. No es el fanatismo religioso sino el amor compasivo lo que atraerá a nuestro hermano a la iglesia nuevamente cuando comprendemos que cada idea es necesaria para expresar la totalidad del Amor divino.
En uno de sus hermosos himnos la Sra. Eddy nos recomienda:
Si tu palabra o acto cruel
la caña destrozó,
pide al Señor el don de aquel
que al hombre amó y sanó.Christian Science Hymnal, No. 30.
Convenceremos mejor a otros sobre lo que es la Ciencia Cristiana si vivimos lo que enseñamos.
Nosotros hemos tocado tan sólo el borde de la Verdad. Todavía tenemos grandes posibilidades por delante. Lo que no podemos resolver hoy, lo resolveremos después. Por tanto, no nos desalentemos ahora; escalamos una montaña subiendo paso a paso. La paciencia es nuestra fortaleza; si nos caemos, no nos damos por vencidos y nos quedamos en el suelo. Nos levantamos, fortalecidos por esa experiencia, y continuamos ascendiendo. De igual forma, cada paso en la comprensión de Dios nos acerca más al cielo y nos aleja más de la tierra. Nada puede detenernos o cansarnos en nuestro camino de los sentidos al Alma, porque la meta está llena de esperanza y las recompensas son seguras.
