Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

No te preocupes - ¡Dios está ahí!

Del número de febrero de 1974 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Era un hermoso día de primavera, y todos los niños de la cuadra se divertían jugando al fútbol. Todos menos Rodolfito. Por lo general, él era el líder cuando se trataba de deportes, pero hoy no sentía deseos de jugar al fútbol; ni a ningún otro juego. La semana anterior su mamá había partido muy de prisa por avión. Ahora estaba de regreso en casa y le había dicho a Rodolfito y a sus hermanos y hermana que el abuelo había fallecido.

Rodolfito se sentía muy preocupado. ¿Qué le sucede a alguien que fallece? Él nunca había pensado antes sobre la vida y la muerte, y esto lo preocupaba bastante. Además, el abuelo había sido siempre muy divertido. ¡Sabía tantas canciones graciosas con las que hacía reír a los niños! A Rodolfito no le gustaba la idea de que el abuelito no vendría ya más a visitarlos.

Rodolfito simplemente se sentó mirando la pared. Muy dulcemente su mamá le preguntó: —¿Qué te pasa? ¿por qué no quieres jugar con los otros niños?

— Estoy muy preocupado por el abuelo. Me gustaría verlo. Yo sé que él falleció, pero eso no es el fin de él. Quisiera saber si él está bien.

Unos meses antes su mamá había inscrito a Rodolfito en la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana junto con sus hermanos y su hermanita Lilia. Estaban empezando a aprender que Dios es Vida. ¡Todo era tan nuevo!

Su mamá dijo: — Rodolfito, nosotros no tenemos mucho de haber empezado a estudiar Ciencia Cristiana, pero yo sé que esta Ciencia tiene la respuesta a todo problema. ¿Por qué no le hablas a tía Elena acerca de esto? (Tía Elena era una buena amiga de la familia y los había invitado a ir a la iglesia de la Ciencia Cristiana.)

Rodolfito telefoneó a tía Elena y ella le dijo que fuera a su casa. Al llegar le dio leche y galletitas, y luego se sentaron en el sofá de la sala.

—¿De qué quieres hablar, Rodolfito? — le preguntó. Con lágrimas en los ojos él le contó lo del abuelo.

— Mira por la ventana. ¿Qué ves? — preguntó ella.

— Bueno, casi todo lo que veo es el mar — contestó él.

— Correcto. Y tu papá tiene un bote en el cual le gusta navegar en ese océano, ¿no es así?

Rodolfito asintió diciendo: — Casi todos los fines de semana.

— Imagínate que estuvieras mirándolo navegar en su bote, y que después de un rato él navegara hacia el horizonte y desapareciera. ¿Te preocuparías por él?

Rodolfito rió. —¡Qué va! ¿Por qué tendría que preocuparme por él? ¡Es el mejor marino del mundo!

—¿Pero no tendrías temor de que cuando no pudieras ver más el bote, éste cayera de la tierra?

Ahora sí que Rodolfito realmente rió. —¡Tía Elena! Pero sabes que la tierra es redonda, y que el océano continúa y continúa, aun cuando no podemos verlo!

— Rodolfito, ¿cómo puedes estar tan seguro?

— Bueno, ¡porque Cristóbal Colón lo demostró cuando embarcó hacia América!

Sonriendo, tía Elena dijo: —¡Ah, así que no tendrías temor porque tienes prueba de que la tierra es redonda! No te preocuparías por tu papá porque tú sabes que él estaría perfectamente a salvo aun cuando no pudieras verlo.

— Bien, cuando Cristo Jesús apareció a sus discípulos después de la crucifixión, el probó que no existe la muerte para el hombre verdadero creado por Dios.

—¿Recuerdas haber escuchado sobre la resurrección en la Escuela Dominical? Así que, a pesar de que no puedes ver a tu abuelo, puedes pensar lo mismo que piensas acerca de tu papá y el bote. No puedes verlo, pero sabes que él continúa bajo el bondadoso cuidado de Dios. Así es que no tienes por qué preocuparte.

Rodolfito meditó sobre esto. —¿Quieres decir, que como dice mi maestra de la Escuela Dominical, “Dios está siempre con nosotros?”

— Exactamente. Y estoy segura de que has aprendido las Bienaventuranzas en la Escuela Dominical. ¿Recuerdas la segunda cuando Jesús dice: “Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación”? Mateo 5:4; Es verdaderamente consolador, ¿no crees?, saber que, en realidad, no tienes razón para estar triste, ya que Dios está siempre con el abuelo así como Él está contigo.

Rodolfito estuvo de acuerdo. —¿Quieres decir que todavía él está feliz y divirtiéndose, y haciendo reír a la gente?

Tía Elena sonrió. — Bueno, Mary Baker Eddy dice en Ciencia y Salud: “El hombre y la mujer, coexistentes y eternos con Dios, por siempre reflejan, en calidad glorificada, al infinito Padre-Madre Dios”.Ciencia y Salud, pág. 516. Así es que sabemos que el abuelo está siempre expresando alegría, porque ésta es una cualidad divina.

Rodolfito sonrió.

Pensativamente dijo: —¡Qué estupendo! ¡Qué bien me siento al saber la verdad acerca de abuelo, saber que él está con Dios, igual que nosotros!

No te niegues a hacer el bien
a quien es debido,
cuando tuvieres poder
para hacerlo.

Proverbios 3:27

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / febrero de 1974

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.