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La Escuela Dominical puede ser un centro de atracción

[Original en alemán]

Del número de febrero de 1974 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


¡Con qué poder espiritual habrá atraído Cristo Jesús a la juventud! “Dejad a los niños venir a mí”, dijo Jesús a sus discípulos, y “no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios”. Marcos 10:14; Jesús se refería a su receptividad infantil, a su confiado reconocimiento de la presencia del bien.

La obra de Jesús consistía en atraer el pensamiento humano receptivo a un íntimo acercamiento con el Padre, para explicar la unidad de Dios y el hombre, Su amado hijo, y para demostrar las consecuencias resultantes. En la oración siguiente, el Maestro nos muestra claramente el Principio que lo guiaba: “He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; tuyos eran, y me los diste, y han guardado tu palabra”. Juan 17:6;

“He manifestado tu nombre”. En otras palabras, al dirigirse al Padre, Jesús indicaba que él había comunicado claramente la perfecta naturaleza de Dios, como el Padre bondadoso y omnipotente.

El maestro de la Escuela Dominical necesita mucho la inspiración de esta idea de Dios para que pueda, a su vez, impartir la revelación de la Palabra con inspiración. Tiene que satisfacer tanto el corazón como la comprensión del alumno. La inspiración es provista por la Mente, y se mantiene constantemente nueva para responder a las necesidades del momento. La inspiración espiritual refleja la luz divina de la Verdad; está libre de opiniones o conjeturas personales.

El pequeño libro Recomendaciones para la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana muestra cómo puede mantenerse al día la instrucción espiritual. Ese librito contiene una rica provisión de interesantes sugestiones, experiencias y posibilidades. Al leerlo, uno naturalmente piensa que es un maravilloso privilegio ser maestro de la Escuela Dominical. Es bendecido el sincero deseo de escuchar y dejarse guiar. Dios sostiene a quien Él ha llamado para este servicio; Él le da la habilidad para cumplir con su tarea y para progresar en ella. La autoridad de un maestro de la Escuela Dominical descansa en esta certeza.

Cristo Jesús no dijo: “He manifestado tu nombre a los hombres que conquisté del mundo para Ti”, sino que dijo “... a los hombres que del mundo me diste”. Ésta fue la manera más efectiva de percibir el amor desinteresado. Jesús estaba consciente de su unidad espiritual con su Padre; constantemente percibía que Dios lo estaba guiando. Siempre estaba alerta para descubrir los corazones receptivos; y los corazones receptivos, preparados por Dios, encontraban a Jesús. No es el esfuerzo voluntarioso, sino la espiritualización del pensamiento lo que promueve el progreso y el desarrollo.

¿Cómo podemos aplicar la idea espiritual que apoya las palabras: “que del mundo me diste”, usando las técnicas modernas de publicidad? Publicar puede significar simplemente “anunciar públicamente”. Supongamos, por ejemplo, que una filial de la Iglesia de Cristo, Científico, está haciendo imprimir cartas explicativas acerca de la Escuela Dominical, cuyo contenido sea apropiado y atrayente para sus vecinos no Científicos Cristianos, y que estas cartas hayan sido dirigidas y despachadas por los maestros de la Escuela Dominical.

Estos maestros están convencidos de que la idea para este proyecto ha sido el resultado de sus oraciones. Ante todo, la oración para estar conscientes de la presencia guiadora de Dios, la Mente omnisapiente y omniactiva. Luego, para demostrar humildad, valor, confianza, esperanza, gozo y, por cierto, gratitud. Aun si el proyecto no fuera a dar resultados inmediatos, se habrán sembrado las semillas — y ¿quién otro podría haber sido el sembrador, sino Dios, el Amor? La Sra. Eddy escribe: “El Amor inspira, ilumina, designa y nos muestra el camino”.Ciencia y Salud, pág. 454;

El alumno que es atraído espiritualmente a la Escuela Dominical generalmente se esfuerza por conservar la Palabra revelada, hacerla suya, morar en ella y buscar refugio en ella. Como fiel pastor, cada maestro — y ciertamente cada miembro de la iglesia — debe vigilar la estrecha entrada del aprisco. Si bestias de rapiña — las sugestiones agresivas del magnetismo animal, el ocultismo, el sensualismo, el intelectualismo material — se acercan para amenazar al pensamiento puro e inocente, el maestro deberá saber cómo defenderlo. Debe mantener el punto de vista espiritual que le dará una visión clara del Cristo, la Verdad, y le dará dominio sobre las pretensiones del mal.

Poniendo en práctica su comprensión espiritual, los maestros pueden ayudar a negar la pretensión de la mente mortal de que la Escuela Dominical no tiene atractivo, que su metafísica no puede ser comprendida por los niños y que no cuenta con maestros que puedan enseñar de una manera satisfactoria y animada.

Los maestros necesitan estar atentos al examinar sus pensamientos para estar siempre conscientes de su privilegio como también de su deber de dar un ejemplo convincente a los alumnos. La preparación de la lección para la Escuela Dominical requiere su cuidadosa atención y amor. El estudio diario de la Lección-Sermón y el trabajo metafísico de protección refutan la pretensión del error que quisiera adormecerlos mentalmente. Este estudio sacude la indiferencia y la apatía.

Mantenemos una Escuela Dominical para la gloria de Dios, para que la tierra sea “llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar”. Hab. 2:14. ¿Es la Escuela Dominical un centro de atracción? ¡Demos prueba de que Dios la hizo así!

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