Tomás tenía un rifle nuevo calibre.22. Lo había comprado para ayudar a un ranchero a acabar en el rancho con roedores y animales de rapiña. Como recompensa, el ranchero lo ayudó a pagar el rifle.
No mucho después de haberlo comprado, otros muchachos lo convencieron a ir a cazar conejos. Ninguno de ellos necesitaba la carne, pero como todos ellos tenían rifles, les parecía que tirar a latas vacías era algo insulso.
Pues bien, Tomás hizo blanco en su conejo. Pero tuvo que darle un segundo tiro para que el animal dejara de sufrir. Eso puso fin a su anhelo de cazar. Vio que el matar por el solo hecho de matar no era divertido. La matanza de los roedores y animales de rapiña en el rancho tampoco lo habían hecho feliz.
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