¡Indestructible!
afirma tajante
el sentido material.
¿Indestructible?
preguntan anhelantes
los “pobres en espíritu”, Mateo 5:3;
que el cielo
quieren divisar.
¿Por qué no intentar?
alienta expectante
el sentido espiritual.
¿El camino? El Cristo.
¿Y al Cristo?
“Mandamiento tras mandamiento,
mandato sobre mandato,
renglón tras renglón
línea sobre línea,
un poquito allí
otro poquito allá”. Isaías 28:10.
El primer día,
una vuelta sola
en torno de ella dan.
Pasan cinco días,
seis en total.
Y al séptimo día, esta vez
siete vueltas en torno le dan.
Y todos, a una,
uno en pensamiento,
fuerte, muy fuerte gritan.
Y cae,
cae la muralla,
que al cielo pretende ocultar.
Y el hombre,
unido al Amor,
reposa ya.
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