Ser un Científico Cristiano es ser un practicista — alguien que pone en práctica su comprensión de la Verdad. Cualesquiera que sean nuestras obligaciones diarias, nuestro trabajo más importante es esta práctica.
El primer paciente de un practicista es él mismo. El trabajar específicamente en pro de nosotros mismos por medio de la oración, nos prepara mejor para enfrentar los desafíos y las oportunidades que se presentan durante el día. Esta oración en la Ciencia Cristiana puede proveer fortaleza, habilidad e inspiración — todo lo que necesitemos.
Hay algunos argumentos que nos son familiares que quisieran apartarnos del progreso espiritual y de la protección que resultan de la oración específica hecha regularmente en pro de nosotros mismos, por ejemplo: que no es necesario orar con regularidad; que no hay tiempo para hacerlo; que el orar en pro de uno mismo es egoísta. Estos argumentos son a menudo sutiles y engañosos. Es necesario que sean reconocidos y encarados. Examinémos-los, pues.
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