Muchos de los conflictos que confrontan las naciones hoy en día tienen su origen en un arrogante orgullo nacional. La creencia de que el poder y el prestigio de una nación dependen primordialmente de sus riquezas materiales o de su desarrollo económico, a menudo crea tensiones y conflictos entre países que se encuentran en desigualdad de economía o de fuentes de riquezas materiales.
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