Un día llegué a la conclusión de que no era suficiente leer la lección. Tenía que tener un significado para mí. Tenía que sentir que en ese momento Dios estaba hablándome, sanándome. De modo que me puse a leer la lección y decidí interpretar todas las frases que leía, desde el título de ella hasta la última referencia del libro de texto pensando en cuál sería la enseñanza espiritual que incluía para mi.
Y así es cómo todavía estudio la Lección-Sermón. Aún me pregunto a mí misma: ¿Qué significado tiene para mi? Y, encuentro que el mensaje es profundamente personal. Me muestra cómo mirar las cosas desde un punto de vista más espiritual, desde el punto en que me encuentro en mi camino hacia el Espíritu.
Mi estudio me enseña cuáles son las tendencias y los sentimientos mortales de los que debo deshacerme, y cuáles son las cualidades del Amor y la Verdad que debo adoptar para seguir progresando espiritualmente. Y, sobre todo, mi estudio me muestra lo poco que he alcanzado hasta ahora en cuanto a logro espiritual, y cuán profunda es mi necesidad de más luz — más estudio, oración y práctica concienzudos.
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