Un día llegué a la conclusión de que no era suficiente leer la lección. Tenía que tener un significado para mí. Tenía que sentir que en ese momento Dios estaba hablándome, sanándome. De modo que me puse a leer la lección y decidí interpretar todas las frases que leía, desde el título de ella hasta la última referencia del libro de texto pensando en cuál sería la enseñanza espiritual que incluía para mi.
Y así es cómo todavía estudio la Lección-Sermón. Aún me pregunto a mí misma: ¿Qué significado tiene para mi? Y, encuentro que el mensaje es profundamente personal. Me muestra cómo mirar las cosas desde un punto de vista más espiritual, desde el punto en que me encuentro en mi camino hacia el Espíritu.
Mi estudio me enseña cuáles son las tendencias y los sentimientos mortales de los que debo deshacerme, y cuáles son las cualidades del Amor y la Verdad que debo adoptar para seguir progresando espiritualmente. Y, sobre todo, mi estudio me muestra lo poco que he alcanzado hasta ahora en cuanto a logro espiritual, y cuán profunda es mi necesidad de más luz — más estudio, oración y práctica concienzudos.
He comprendido que la lección está estructurada, y que para entender mejor todo su mensaje, tengo que comprender esta estructura. Creo que leer la lección por completo es la mejor manera de hacerlo y obtener así todo su significado.
Mi primer paso al leer la nueva los lección los lunes por la mañana es descubrir cuál es su mensaje o tema. De modo que lo busco aunque algunas veces requiere verdadero trabajo descubrirlo. Otras veces es nítido como la luz. Me da gran alegría cuando encuentro el tema de la lección en el Texto Áureo, para luego ver cómo se desarrolla sección por sección. Entonces, el primer día, escribo lo relativo a cada a cada sección, y así agrego continuamente, a medida que adelanta la semana, nuevas revelaciones que percibo.
Según lo veo, me parece que es necesario interesarse tan profundamente en la lección, que uno pueda sentir el significado de las ideas. Uno debe llegar hasta el punto de asimilación. Esto es lo más importante, y viene mediante la oración acerca de las ideas implícitas hasta el grado de demostrarlas en nuestra vida. Hay que dar prácticos pasos cuando ponemos en acción lo que aprendemos. Esto es parte del proceso de asimilación. Pienso que uno debería llegar hasta el punto de que ha sacado todo lo que ha podido de la lección antes de dejarla.
La preparación de pensamiento es lo más importante para mí, y encuentro que la disciplina de estudiar temprano por las mañanas mañanas es lo más eficaz y recompensador.
Me esfuerzo por estar serena y escuchar de verdad lo que el Espíritu, Dios, me está diciendo. Esta comunión trae a mi estudio de la Lección-Sermón una consciencia más receptiva en la que, con frecuencia, logro la sensación de que estoy escuchando realmente la Palabra al mismo tiempo que la estoy leyendo. Se siente una profunda sensación de estar abrazada por la cálida ternura del Amor divino.
