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Cómo sana la lectura de un libro

Del número de abril de 1975 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Miles de personas han sido sanadas de enfermedades físicas leyendo el libro Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy junto con la Biblia.

Para los que no están familiarizados con las ideas que contiene este libro, esta afirmación puede parecerles increíble. Pero es cierta, y la confirman los miles de testimonios escritos por hombres y mujeres que han experimentado curaciones. Estos testimonios han sido debidamente verificados. Estas personas agradecidas relatan curaciones de enfermedades tales como reumatismo, cáncer, cataratas, sordera, demencia, y afirman que el restablecimiento de su salud, después de haber sufrido (a veces durante años) a causa de estas dolencias, se debe solamente a la lectura de Ciencia y Salud.

No hay ningún misterio en estas experiencias. El libro no tiene propiedades mágicas. En realidad es un libro de texto sobre la curación metafísica, cuidadosamente escrito, y basado en la revelación de la verdad espiritual contenida en la Biblia. Estos dos libros son los libros de texto del cristianismo científico que explican de una forma lógica y demostrable la naturaleza de la verdadera ley espiritual y enseñan cómo los seres humanos pueden aplicar esta ley y ser beneficiados por ella.

La ley de Dios es la ley de la salud y de la satisfacción completa para Su universo, incluso el hombre. Dios es el Principio divino, la fuente de toda identidad e individualidad verdaderas. Él es el Espíritu creador e infinito, cuya creación refleja la naturaleza espiritual y la perfección de Su propio ser. Él es el Amor divino, cuyo poder asegura la belleza, la abundancia y el perpetuo desarrollo del bien en la experiencia de todos los hombres y mujeres que Él ha creado.

La ley de Dios es la voluntad de Dios, que invariablemente se está haciendo “como en el cielo, así también en la tierra”. Mateo 6:10; Ésta es una verdad espiritual que le era evidente a Cristo Jesús, y, en menor grado, a los apóstoles, y mediante esta comprensión ellos pudieron en su época sanar enfermos. También en la actualidad, el Cristo, la idea verdadera de Dios y de Su creación perfecta, sanará todo tipo de enfermedad en la proporción en que el pensamiento humano sea instruido por él.

El pensamiento determina nuestra experiencia humana; el pensamiento mortal produce la materia, el universo material, y el así llamado cuerpo físico. La Sra. Eddy escribe: “La Ciencia Cristiana explica que toda causa y efecto son mentales, no físicos”. Y más adelante continúa diciendo: “La Ciencia demuestra que lo que se llama materia no es sino el estado subjetivo de lo que la autora llama mente mortal”.Ciencia y Salud, pág. 114.

Entonces, es claro que un cambio mental tiene que ser acompañado por un cambio en la condición física de la persona. Tan ciertamente como cuando las lágrimas producidas por pensamientos tristes se secan y son reemplazadas por una sonrisa cuando la tristeza se transforma en felicidad, del mismo modo, una comprensión de la ley divina de la armonía inmutable, al reemplazar una creencia falsa y mortal de discordancia, se manifestará físicamente en mejores condiciones corporales.

Un pensamiento espiritualmente científico es muy poderoso en su efecto sanador. La aceptación de uno solo puede restaurarle vida y actividad a un moribundo. Ciencia y Salud contiene en cada página verdades sanadoras de la ley divina de la armonía, certezas del amoroso cuidado de Dios para con el hombre, explicaciones de la singularidad de la Mente divina y de la inseparabilidad del hombre, la manifestación de la Mente, de su fuente infinita. Ciencia y Salud constantemente afirma la perfección y afluencia eternas del ser verdadero del hombre como el hijo espiritual de Dios, e insiste en que la vida es indestructible y que la verdadera substancia del hombre es el reflejo del Alma y, por consiguiente, es incorruptible. Sostiene que Dios es el Principio divino, que gobierna toda acción y función del ser del hombre y categóricamente afirma que el bien es todopoderoso y está presente en todas partes, por lo tanto no hay poder o presencia maligna.

No es extraño entonces, que un lector receptivo de la Biblia y de Ciencia y Salud experimente curación. Si la verdadera comprensión de la perfección del hombre como idea espiritual reemplaza la creencia falsa que él pudo haber tenido de que el hombre es un mortal — una víctima de fuerzas nocivas, odio, clima, enfermedad — lo eleva más en la comprensión feliz de que su salud proviene de Dios, y que en realidad nunca se ha perdido. Esta condición mejorada de la consciencia humana se manifiesta entonces en condiciones mejoradas de su experiencia física y se sana.

En esta edición del Heraldo hay testimonios de la Argentina, el Canadá, los Estados Unidos de América, los Países Bajos, y el Uruguay, todos narrando curaciones que se produjeron al leer Ciencia y Salud y al hacer uso de las declaraciones aplicables a cada caso. Hay suficientes relatos como éstos para llenar muchos volúmenes — pruebas, por cierto, de que el libro de texto de la Ciencia Cristiana puede ser un amigo poderoso para los que lo leen con pensamiento receptivo.

Mas la curación de la enfermedad física es sólo un paso hacia el logro del propósito final de la Ciencia — demostrar que Dios es todo, el Espíritu, la Mente divina y la nada absoluta de la materia y de su aparente origen, la mente mortal o carnal.

La meta de los estudiantes sinceros de Ciencia y Salud no es mejorar la materia sino espiritualizar el pensamiento — la ascensión que sigue a la resurrección. Esto incluye el ir venciendo progresivamente apreciadas creencias materiales, defectos de carácter, idiosincrasias, pretensiones del sentido físico así como de la enfermedad — tarea ésta que requiere humildad, abnegación, paciencia y persistencia. El proceso bien podrá ser amargo, pero infinitamente recompensador.

La curación de la enfermedad se está llevando a cabo con la lectura de Ciencia y Salud y la comprensión de algunas de sus enseñanzas. Alcanzaremos el cielo cuando todo nuestro carácter se haya espiritualizado mediante el Cristo, la Verdad, que este libro revela.

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