Quiero expresar mi profunda gratitud a Dios por las bendiciones recibidas desde que conocí la Ciencia Cristiana. Tuve mi primer contacto con esta maravillosa Ciencia hace varios años cuando me encontraba muy enferma. Muchos médicos estudiaron mi caso y diagnosticaron una deficiencia sanguínea, sin poder encontrar la solución, y se hallaban completamente perplejos. Yo me encontraba muy débil y triste, pero en ese momento, una persona conocida que hacía muy poco tiempo concurría a los servicios religiosos, me preguntó si aceptaría ser tratada por un practicista de la Ciencia Cristiana. Me habló acerca de testimonios que había escuchado en las reuniones de los miércoles y, aunque no comprendí qué era lo que me ofrecía, acepté.
Lo primero que experimenté fue un rechazo total de todas las medicinas que había estado tomando. Me levanté de la cama y las tiré todas y me negué a tomarlas más. Al día siguiente me levanté y desde entonces he estado bien.
Como todo esto ocurrió sin siquiera hablar por teléfono con la practicista, mis familiares no podían creer que yo estuviera completamente bien y quisieron que me sometiera a un examen médico. Así lo hice y todo estaba en orden. Luego quise saber qué era lo que había operado este cambio en mí y agradecer a la persona que había orado para que yo pudiera estar bien. Esa persona me trató con mucho amor y comprensión y me indicó que adquiriera el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud por la Sra. Eddy. Desde el momento en que empecé a leerlo, un mundo nuevo se presentó ante mí; no pude dejar de leerlo. Me di cuenta de que tenía que comprender mucho más.
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