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[Original en español]

Quiero expresar mi profunda gratitud a Dios...

Del número de abril de 1975 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Quiero expresar mi profunda gratitud a Dios por las bendiciones recibidas desde que conocí la Ciencia Cristiana. Tuve mi primer contacto con esta maravillosa Ciencia hace varios años cuando me encontraba muy enferma. Muchos médicos estudiaron mi caso y diagnosticaron una deficiencia sanguínea, sin poder encontrar la solución, y se hallaban completamente perplejos. Yo me encontraba muy débil y triste, pero en ese momento, una persona conocida que hacía muy poco tiempo concurría a los servicios religiosos, me preguntó si aceptaría ser tratada por un practicista de la Ciencia Cristiana. Me habló acerca de testimonios que había escuchado en las reuniones de los miércoles y, aunque no comprendí qué era lo que me ofrecía, acepté.

Lo primero que experimenté fue un rechazo total de todas las medicinas que había estado tomando. Me levanté de la cama y las tiré todas y me negué a tomarlas más. Al día siguiente me levanté y desde entonces he estado bien.

Como todo esto ocurrió sin siquiera hablar por teléfono con la practicista, mis familiares no podían creer que yo estuviera completamente bien y quisieron que me sometiera a un examen médico. Así lo hice y todo estaba en orden. Luego quise saber qué era lo que había operado este cambio en mí y agradecer a la persona que había orado para que yo pudiera estar bien. Esa persona me trató con mucho amor y comprensión y me indicó que adquiriera el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud por la Sra. Eddy. Desde el momento en que empecé a leerlo, un mundo nuevo se presentó ante mí; no pude dejar de leerlo. Me di cuenta de que tenía que comprender mucho más.

Muchas son las demostraciones que he tenido desde entonces del poder sanador de la Verdad, y por cada una de ellas doy infinitas gracias a Dios porque me he acercado más a Él.

Cuando me estaba preparando para esa experiencia que es tan maravillosa para todo Científico Cristiano — la instrucción primaria en clase — se me presentó una condición física en la forma de absceso, el cual, con su agresividad, pretendía hacerme creer que no podría viajar para la fecha en que debía hacerlo. Después de tratar de liberarme por mis propios esfuerzos, sin éxito, pedí tratamiento mediante la oración a una practicista.

Mis familiares, que no son Científicos Cristianos, y que veían la condición física, insistían en que me viera un cirujano, pero yo estaba tranquila y confiada, sabiendo que la Verdad que le fue revelada a la Sra. Eddy y que ella nos legó con tanto amor por medio de las palabras del libro de texto, era el cirujano más hábil para eliminar todos los problemas. En pocos días el absceso se abrió por sí solo y comenzó a disolverse. Continué con mis actividades en la iglesia de la cual soy miembro, y con mis deberes de casa, completamente segura de que nada podría impedirme concurrir a la clase. Cuando pocos días más tarde llegó el momento en que debía viajar, todo estaba perfectamente bien y ni siquiera se notaba la más pequeña cicatriz. Fue, en verdad, una hermosa demostración de cirugía mental.

La instrucción primaria en clase nos enseña cómo usar la espada de la Verdad para vencer todo error, sea cual fuere el disfraz que éste adopte.

Estoy agradecida por Cristo Jesús, el Mostrador del camino, por la Sra. Eddy, y por ser miembro de La Iglesia Madre y de una iglesia filial.


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