Cuando nací le dijeron a mi madre que, debido a que el nacimiento había sido prematuro, yo no viviría. Ella conocía la Ciencia Cristiana y se aferró firmemente a Dios. Solicitó la ayuda de una practicista de la Ciencia Cristiana, quien inmediatamente se puso a orar por mí. La practicista le dijo a mi madre que Dios hizo a Su creación completa. Le habló de los siete días de la creación relatados en el primer capítulo del Génesis como los días de la comprensión espiritual. Crecí completamente sana y feliz, concurrí a la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana donde aprendí a demostrar por mí misma las sencillas verdades espirituales que allí se enseñan.
Años más tarde, siendo ya una señorita, recibí un balazo al salir a la puerta de mi casa. Una persona que pasaba por Allí me recogió en su auto y fui internada en un hospital. Allí se pensó que sería muy difícil que sobreviviera la crisis. El diagnóstico fue que la bala había causado considerables heridas internas. Los médicos dijeron que había perdido mucha sangre y consideraban que mi fin había llegado. No había ningún tratamiento médico que pudieran suministrarme.
Nuevamente mi única ayuda fue la Ciencia Cristiana. El trabajo abnegado de una practicista, que oró por mí toda la noche, dio como resultado que en cinco días estuve perfectamente bien y en mi casa.
Después que me recuperé de este incidente, serví como Lectora en una iglesia filial. Éste fue un paso muy importante en mi comprensión de la Ciencia Cristiana.
Por todo lo que he experimentado deseo agradecer infinitamente a Dios por Cristo Jesús, el Mostrador del camino, y por la Sra. Eddy por habernos dejado el precioso legado de la Ciencia de las enseñanzas del Maestro. La instrucción en clase Primaria me dio una comprensión mejor del “nuevo nacimiento” al cual se refirió Jesús cuando le dijo a Nicodemo (Juan 3:7): “No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo” — un nuevo nacimiento que trae la comprensión del dominio que Dios le da a Sus hijos.
Agradezco también por el hogar feliz que tengo y por la bendición de tener dos niños maravillosos, y por la comprensión de que Dios siempre cuida de todos Sus amados hijos.
Montevideo, Uruguay
Deseo expresar que mi hija nació a una familia de Científicos Cristianos. Cuando sufrió el accidente no tuvo temor. Siempre estuvo contenta y animosa. No había nada que la medicina material pudiera hacer por ella. Su recuperación se debió al tratamiento de la Ciencia Cristiana y a su propia firme confianza en Dios.
En los Salmos leemos (68:20): “Dios, nuestro Dios ha de salvarnos, y de Jehová el Señor es el librar de la muerte”. Muchos pensamientos de todo lo que había aprendido en la Biblia y en Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy me vinieron al pensamiento cuando la fui a ver. ¡Nada sino el poder de Dios podía restaurar la vida y la salud bajo tales circunstancias!
Mi familia se puso en contacto inmediatamente con una practicista, quien comenzó a orar privándose de horas de su reposo. El resultado fue una rápida restauración a la salud. La curación fue rápida y eficaz. A los cinco días mi hija estaba en mi casa, perfectamente bien.
Expreso mi infinita gratitud a Dios por Cristo Jesús, el Salvador. Doy gracias a Dios por haberme hecho conocer esta Ciencia tan bella descubierta e interpretada por la Sra. Eddy. Por cierto que nos pone en posesión de una cuantiosa herencia.
