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La hechicería no tiene poder

Del número de mayo de 1977 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Nuestra defensa contra la creencia de que la sugestión tiene un poder malévolo capaz de ejercer una influencia perjudicial, es comprendiendo espiritualmente que el hombre no está sujeto a sugestiones; que no existe una mente manipuladora capaz de controlar o influir erróneamente, ni una mente vulnerable a tal influencia; y que ningún poder es capaz de atraer por medio de la sugestión para llevar a cabo cualquier fin malévolo. Las únicas comunicaciones válidas que recibimos son los pensamientos angelicales de Dios, que nos sostienen y mantienen.

La Sra. Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana, nos da este sabio consejo: “Vigilad, y orad diariamente para que las sugestiones malévolas, bajo cualquier máscara que se presenten, no se arraiguen en vuestro pensamiento ni den fruto”.The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, pág. 128;

¿Qué son exactamente estas sugestiones malévolas?

La Sra. Eddy las describe en su articulo “Caminos que son vanos”, en estas palabras: “El magnetismo animal, en sus pasos ascendentes de maldad, seduce a su víctima mediante argumentos invisibles y silenciosos. Invirtiendo los modos del bien, en sus silenciosas atracciones hacia la salud y la santidad, impele a la mente mortal al error de pensamiento, y la induce a perpetrar actos ajenos a las inclinaciones naturales. Las víctimas pierden su individualidad, y se prestan como herramientas voluntarias para llevar a cabo los designios de sus peores enemigos, aun de aquellos que causarían su autodestrucción”. Y en el párrafo siguiente continúa: “El estado inducido por esta influencia secreta y malévola es una especie de intoxicación, en la cual la víctima es llevada a creer y a hacer lo que nunca, de otra manera, pensaría ni haría voluntariamente”.ibid., págs. 211–212;

En su significado común, el término “magnetismo animal” indica una supuesta fuerza que lleva al sujeto a responder a sugestiones externas. Justamente de esta manera el hechicero parece tener la habilidad de inducir al sujeto a actuar de acuerdo con sugestiones externas (las del hechicero). En la Ciencia Cristiana, el magnetismo animal es un término para todo el mal, y el esfuerzo por ejercitar poder malévolo se denomina mala práctica mental — la supuesta manipulación del pensamiento mediante la sugestión. El hechicero hipnotiza primero a su sujeto, y cuando éste está bajo el hechizo hipnótico, el hechicero formula sugestiones que el sujeto llevará a cabo, completamente obediente a la sugestión que se le imparte y a las instrucciones que se le dan.

Desperté una madrugada cuando un trabajador en nuestra hacienda me pidió que fuera a ayudar a su esposa que estaba teniendo un parto difícil. Al irse me dijo que su esposa había ido a ver a un hechicero y que éste la había hechizado y ella estaba aterrorizada. Al vestirme rápidamente traté de decidir lo que debía hacer. Me di cuenta de que al creer en brujerías yo estaría dando poder a la nada que quería hacerse pasar por algo; nadie podía realmente estar bajo una errónea influencia hipnótica. Recordé las palabras de Pablo: “Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz”. Rom. 13:12;

Al dirigirme al lugar donde estaban las casas de los trabajadores, me vinieron dudas debido a mi falta de experiencia para ayudar en un parto. Estas sugestiones fueron invertidas rápidamente. Me vino el pensamiento de que la Mente me indicaría lo que debería hacer. Inmediatamente supe que nuestro poderoso amigo y liberador, Dios, estaba allí. Después de esto no hubo ya problema alguno: el alumbramiento fue completamente armonioso.

¡Cuán importante es estar siempre alerta para detectar sugestiones malévolas! La brujería debe verse como irreal. Si sus sugestiones erróneas encuentran alojamiento en el pensamiento, la clara comprensión de la eterna presencia de Dios será obstruida. Todo lo que Dios crea es espiritual y completamente bueno. Más aún: los pensamientos que son completamente buenos no pueden ser contaminados, influidos o tocados por sugestiones malévolas de ninguna clase, cualquiera sea su supuesto origen. Somos liberados de estas sugestiones malévolas que tratarían de influirnos, cuando sabemos que el hombre es inseparable de la Mente, que está siempre rodeado del cuidado del Amor, donde el hombre sólo puede estar recibiendo pensamientos buenos.

Cuando nos parece que tememos al error y parecería que éste está gritando, necesitamos oír la Verdad que levanta su voz aún más alto. Si sugestiones de desdicha, discordia o depresión entran en nuestro pensamiento, podemos empezar a afirmar silenciosamente para nosotros mismos las verdades que nos vienen de Dios. Esto es lo que hizo Cristo Jesús cuando dijo: “Vete, Satanás”. Mateo 4:10. Y el día vendrá en que reconozcamos que sólo la Verdad está expresándose, y el error ya no se escuchará más.

¡Pruébelo y verá!

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