Nuestra defensa contra la creencia de que la sugestión tiene un poder malévolo capaz de ejercer una influencia perjudicial, es comprendiendo espiritualmente que el hombre no está sujeto a sugestiones; que no existe una mente manipuladora capaz de controlar o influir erróneamente, ni una mente vulnerable a tal influencia; y que ningún poder es capaz de atraer por medio de la sugestión para llevar a cabo cualquier fin malévolo. Las únicas comunicaciones válidas que recibimos son los pensamientos angelicales de Dios, que nos sostienen y mantienen.
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