La Sra. Eddy enfrentó con éxito y valentía las grandes dificultades que se le presentaron en su labor como Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana.
En su época, la Sra. Eddy, enfrentando sin temor la creencia religiosa en la realidad y el poder del mal, dijo: “Los teólogos cometen el error mortal de creer que Dios, habiendo creado todo, creó el mal; mas las Escrituras declaran que todo lo que Él hizo era bueno. Entonces, ¿fue el mal un elemento de Su creación?” Miscellaneous Writings, pág. 362;
La Sra. Eddy hizo frente a los desafíos de su época. Que ella esperaba que sus seguidores hicieran lo mismo en sus respectivas épocas se manifiesta en lo que dice uno de sus estudiantes en sus memorias: “Recuerdo su declaración: ‘En la Ciencia Cristiana no hay atajos’, y dijo, según recuerdo: ‘Os he llevado al monte, os he mostrado la tierra prometida’, añadiendo luego con firmeza e infinita ternura, ‘pero tendréis que caminar cada paso del camino para llegar ahí ’ ”.We Knew Mary Baker Eddy, Segunda Serie (Boston: The Christian Science Publishing Society, 1950), pág. 16;
Ante esta admonición, ¿pueden sorprendernos los desafíos que se nos presentan actualmente en nuestra labor por el movimiento de la Ciencia Cristiana? Uno de los desafíos de importancia primordial es demostrar que la Iglesia de Cristo, Científico, está edificada sobre la roca, el Cristo, la Verdad. Refiriéndose a este cimiento, Jesús le dijo a Pedro: “Sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”. Mateo 16:18; No debemos temer la animadversión de otras confesiones religiosas y sistemas de curación, ni tampoco la indiferencia a la religión organizada. Ni la animadversión ni la indiferencia pueden obstaculizar el propósito divino de una iglesia así fundada, esto es, el propósito de redimir y curar.
Al cumplir con esta misión de nuestra iglesia se nos plantea el desafío de imbuir a los cultos de la iglesia y a las clases de la Escuela Dominical con el espíritu de curación, de modo que todos los que estén preparados para tener una curación sean sanados. ¿Cómo podemos responder a esta necesidad de curación en nuestras actividades de iglesia?
Una cosa que es muy necesaria es estudiar más profundamente la letra de la Ciencia Cristiana. Tenemos al alcance de todos un sistema de educación espiritual cuya base es la Lección-Sermón que figura en el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana. Además de un estudio verdadero y profundo de la lección, podemos leer y analizar todas las obras de la Sra. Eddy. Podemos convertirnos en buenos estudiantes de la Biblia encontrando en sus páginas ricos tesoros para acrecentar nuestra fe y comprensión, y nuestro amor. También disponemos de nuestras publicaciones periódicas que nos traen nueva inspiración y discernimiento. La instrucción en clase, por otra parte, es un paso vital en nuestro progreso espiritual.
Además de familiarizarnos mejor con la Ciencia de la Vida por medio del estudio, debiéramos ser mejores cristianos mediante la práctica de la pureza y del amor cristianos. Aunque se enunciaron en los Mandamientos de Moisés, los preceptos morales básicos fueron obedecidos, enaltecidos y practicados tan completamente en la vida de Cristo Jesús que se los considera como virtudes cristianas. La honestidad es fundamental en el concepto de pureza, etc.
Ninguna iglesia puede triunfar si sus miembros no expresan las cualidades de Dios, la Verdad. La Verdad descubre y destruye la improbidad y revela la integridad pura y natural del hombre. Exige esa pureza que responde a la Verdad y al Amor, en vez de reaccionar ante el mal, especialmente ante los males de la justificación propia y del egoísmo. La purificación incluye, sin lugar a dudas, la curación de la sensualidad. Como el ser verdadero es espiritual, la sensualidad no forma parte del hijo perfecto de Dios.
Naturalmente, el corazón mismo de la Iglesia es el amor. Los miembros de la iglesia debieran sentir un amor genuino por todos los hijos de Dios. Este amor es natural porque cada uno refleja Amor, otro de los nombres para Dios. El Amor se expresa en bondad — simplemente siendo bondadosos los unos con los otros — y en la caridad que atribuye la mejor interpretación a las palabras y actos del prójimo. Amar es ser afectuoso y perdonar.
Si realmente sentimos amor, veremos que el mal es impersonal y que no es una persona. La Ciencia Cristiana llama al mal magnetismo animal y, al demostrar que no proviene de Dios, prueba que la animadversión personal carece de origen, inteligencia, poder, conducto y objetivo.
Comprender que la naturaleza del mal es ilusoria e impersonal facilita nuestra obediencia al mandamiento de Jesús: “Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen”. 5:44;
Una gran demanda que se le plantea al amor cristiano es la oración, que a menudo adopta la forma de la negación del mal y la afirmación de la totalidad de Dios, el bien. Debiéramos orar diariamente por nosotros y por nuestra familia. Debiéramos amar lo suficiente como para orar diariamente por nuestra iglesia. Cuántas bendiciones traemos y cuántas recibimos al ser fieles en este trabajo!
Dos estudiantes de Ciencia Cristiana fueron bendecidos con la curación como resultado del trabajo y la oración que realizaron por el éxito de una reunión de inspiración que debía realizarse en su iglesia filial. Se le había pedido al esposo que hablara en esa reunión sobre la Escuela Dominical. Durante los dos días que precedieron a la reunión había estado enfermo y faltó a su trabajo. Como a las tres de la tarde del segundo día, aunque no se sentía mejor, comenzó a preparar su charla para la reunión de esa noche. Mientras oraba, su consciencia se colmó de verdades maravillosas. Cuando terminó de escribir su charla, había sanado.
La esposa, que tampoco se había sentido bien durante el día, sólo lo suficiente para seguir adelante, al volver de su trabajo comenzó a mecanografiar la charla ya terminada. (Había planeado acostarse no bien la hubiera terminado de mecanografiar.) Pero ella también sanó mientras escribía el texto de la charla. Ambos asistieron a la reunión de la iglesia esa noche y compartieron con los miembros el gozo de esta curación recibida mientras trabajaban por formarse una idea más clara de Iglesia.
No es suficiente con que oremos por nosotros mismos, nuestra familia y nuestra iglesia. Nuestra comunidad, nuestra nación y nuestro mundo necesitan de nuestras oraciones. Si tenemos suficiente amor, no descuidaremos este apremiante deber.
El amar verdaderamente nos llevará también a querer orar por quienes vienen a nosotros en busca de tratamiento. Dios nos impulsará a dedicar a esta labor sagrada el tiempo y la atención consagrada que ella requiere.
Dios nos guiará a fin de que veamos que el mismo poder divino que reveló la Ciencia Cristiana a la Sra. Eddy e hizo prosperar la fundación de su Iglesia, sigue activo hoy, llevando adelante la misión sanadora y redentora de la Iglesia.
Podemos confiar en el mensaje de Pablo a los Filipenses sobre la “comunión en el evangelio, desde el primer día hasta ahora”. Pablo estaba persuadido de que “el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo”. Filip. 1:5, 6. Dios ha comenzado una buena obra en la Iglesia de Cristo, Científico. ¡Y Él la hará prosperar!
