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[Original en alemán]

Estoy muy agradecido porque hace muchos años me presentaron la...

Del número de mayo de 1977 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Estoy muy agradecido porque hace muchos años me presentaron la Ciencia Cristiana cuando tuve que solucionar un problema en mi profesión. Al resolver esta dificultad tuve que cambiar por completo mi manera de pensar acerca de Dios, de mí, y del significado de la oración. La solución surgió cuando aprendí a reconocer a Dios como la fuente del bien, como Vida, Verdad y Amor. Para la demostración fue importante reconocer que Dios es omnipotente y que yo, siendo la expresión de Su ser, estoy en todo momento provisto de todo lo necesario.

Durante años había buscado algo que me guiara a orar correctamente. Ahora tuve el privilegio de aprender que una comprensión correcta de Dios es de por sí una oración, y que los problemas humanos se pueden resolver cuando estamos dispuestos a elevar nuestro pensamiento hacia Dios. De esta manera supe cómo resolver un problema de vivienda, y apliqué la Ciencia Cristiana por medio de la oración durante dificultades financieras para expresar en mayor grado la naturaleza de Dios como Amor infinito en los asuntos humanos. Al comprender que Dios es nuestra Vida, mi esposa y yo fuimos protegidos maravillosamente en un accidente automovilístico.

Estoy especialmente agradecido por la curación de una infección en el tímpano. Había sufrido de infección en los oídos casi todos los años desde mi niñez. Al poco tiempo de haber conocido la Ciencia Cristiana sufrí nuevamente de una infección en el tímpano, quedando algo sordo. En esa época no estaba tan adelantado en mi comprensión como para recurrir inmediatamente a Dios para la curación, así que fui a un especialista de oídos cuando el dolor se hizo muy intenso. Luego de varios tratamientos, que no me trajeron alivio, el doctor me dijo que me tendría que operar. Debía esperar tres días más hasta que se desocupara una cama en el hospital.

Ya en mi casa, sobrecogido por el temor de la operación, me vino el pensamiento de que, después de todo, debía probar la Ciencia Cristiana. Abrí el libro Ciencia y Salud por la Sra. Eddy, y lo leí sin cesar el resto del día y casi toda la noche. Por momentos estaba tan cautivado por las verdades que leía que no sentía ningún dolor. Pero el dolor siempre volvía. Durante los días siguientes no me interesé por nada sino por leer el libro de texto, ya que la Ciencia era la única posibilidad que tenía para aliviar el dolor. En vísperas de la operación llegué a la página 486 donde dice: “La vista, el oído, todos los sentidos espirituales del hombre, son eternos. No se pueden perder. Su realidad e inmortalidad están en el Espíritu y en la comprensión, no en la materia, — de ahí su permanencia”. A partir de ese momento el dolor cesó, y pude dormir unas pocas horas.

A la mañana siguiente cancelé la operación y continué leyendo el libro de texto. Durante esa mañana se me destapó el oído y sentí que algo se removió. Pocos minutos después pude oír perfectamente. La curación ocurrió hace más de quince años y me liberó por completo de la susceptibilidad que tenía a los problemas de los oídos. Desde entonces, no he tenido que preocuparme más por mis oídos como antes lo hacía, especialmente al nadar.

No puedo imaginarme lo que sería mi vida hoy en día si no tuviera la Ciencia Cristiana. Estoy muy agradecido al Científico Cristiano que me alentó y apoyó para que hiciera mi primera demostración. También estoy muy agradecido por ser miembro de La Iglesia Madre, por tener el privilegio de trabajar en una iglesia filial, por haber tomado instrucción en clase, así como por la provisión abundante de ideas espirituales que nos llegan en todo momento por medio de la Biblia y de los escritos de la Sra. Eddy, y por medio de las publicaciones periódicas de la Ciencia Cristiana.


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