El hecho de que un diseño o un producto sea nuevo parece ser, a veces, su única virtud. Las muchas ventas que se hacen sobre esta base sugieren el gran anhelo de la gente por la novedad.
El ser espiritual es siempre nuevo. La verdad acerca del ser espiritual es siempre nueva. Es así porque es infinita. Percibir esto, es vivificante, no tiene igual. El ser verdadero no es como una rueda o un péndulo, que vuelve al mismo lugar un sinnúmero de veces. La Verdad jamás se expresa a sí misma de la misma manera. La caracteriza una variedad sin fin. Pese a que las frases en las que se expresa la verdad espiritual pueden parecer muy familiares, las ideas espirituales individuales originadas en la Mente divina, jamás nos vienen dos veces en idéntica manera.
Para quien reconoce esto, un día no es la monótona repetición del anterior. Ni encara problemas crónicos ni se ve ante una aridez de inspiración al buscar su solución. Sino que se está deleitando en ser un pensador espiritual que es innovador y sanador.
Si usted anhela algo que sea nuevo en su vida, lo encontrará en su ser individual. “La Verdad no puede ser clisada”, señala Mary Baker Eddy; “se desarrolla indefinidamente”.No y Sí, pág. 45; El hombre es la idea de la Verdad, el desarrollo mismo de la Verdad, y esa idea es nuestra verdadera identidad. De ahí que nuestra verdadera identidad no pueda ser clisada.
La Verdad es invariable. Esto no implica una tediosa repetición sino una novedad inagotable. La Verdad expresándose a sí misma despliega inteligencia y belleza eternas. La Verdad no cubre el mismo terreno o sigue la misma ruta, como lo haríamos al ir cada día a la fábrica, oficina o colegio. El desarrollo espiritual no es una repetición monótona sino progreso sin límites. No existe analogía o lenguaje material que pueda comunicar plenamente la sustancia de esta progresión sin límites, pues la materia y sus formas son finitas e ilusivas. “La progresión infinita es el ser concreto”, nos dice la Sra. Eddy, “el cual ven y comprenden los mortales finitos sólo como una gloria abstracta. A medida que la mente mortal, o sentido material de la vida, se desecha, el sentido espiritual y Ciencia del ser sale a luz”.Miscellaneous Writings, pág. 82;
Las incontables verdades reveladas por la luz espiritual nos capacitan para oponernos a las monótonas pretensiones de que el hombre es corpóreo e insignificante. La idea espiritual de la Vida, el hombre, no es una persona que comete las mismas equivocaciones repetidas veces o que está cansado por verdades muy conocidas y rutinas religiosas, pues él incorpora la creatividad ilimitada de la Vida. Los machacados argumentos del aburrimiento se desvanecen ante nuestra aceptación de la radiante verdad de la inmortalidad del hombre, inmortalidad que se está desarrollando y renovando eternamente. Entonces “estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra”, Rom. 7:6; para apropiarnos de las evocativas palabras de Pablo.
“Una vez que se ha estado en un lugar, nunca más vuelve a parecer lejano”, dice nuestro agente de viajes. Ni podemos visitar un lugar o leer una declaración espiritual y ver en ellos exactamente lo que vimos por primera vez.
Que hoy somos el mismo viejo mortal con los mismos viejos problemas que padecimos ayer por la mañana o el año pasado es una fastidiosa mentira del sentido material. El punto de vista científico, contrario a esta mentira, es que somos el resultado infinitamente variante de la Vida eterna. Por otra parte, tratar de ser como los demás sería una tarea tan entorpecedora como fútil. Ser nuestro yo genuino y espiritual es vivificante. Incluso una pequeña comprensión de la verdad del ser infinito nos ayuda a ser más naturales y originales. La creencia en la mortalidad perpetúa la falta de originalidad. La comprensión de la inmortalidad trae como resultado la variedad y la diversidad.
Sabiendo esto, podemos adoptar las nuevas perspectivas que todos anhelamos a veces. Podemos encontrarlas porque la infinitud de la Vida provee puntos de vista sin fin. De esta manera la novedad espiritual reemplaza la efímera novedad material.
Si entráramos en un museo para ver una escultura moderna en particular, de la cual hemos oído hablar elogiosamente, no nos detendríamos a la entrada de la galería quedándonos fijos frente a la escultura. Caminaríamos alrededor de ella. La veríamos desde diferentes distancias. Nos agacharíamos para captar una nueva perspectiva. Tal vez desearíamos ver la escultura bajo diferentes condiciones de iluminación. Esa pieza de arte seguiría siendo la misma pieza de arte, pero podemos tener puntos de vista virtualmente infinitos en relación con ella.
El autor del Apocalipsis nos asegura: “Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron”. Apoc. 21:1. Podemos tener un nuevo cielo y una nueva tierra ahora. Podemos tener una siempre nueva visión de los eternos — y únicos — cielo y tierra, una visión del ser inmutable, la que es renovable momento a momento. La Ciencia Cristiana, la Ciencia de la Vida — el sistema que Cristo Jesús comprendió y demostró— vivifica nuestro concepto de la vida aquí, porque revela que la Vida divina es nuestra. Con esta Ciencia podemos renovar toda nuestra vida como la lluvia renueva el paisaje. Hay algo nuevo que está siempre a nuestro alcance, estemos donde estemos. No tenemos por qué comprar las sombrías creencias de la mente mortal, producidas en masa, cada una esencialmente similar a todas las demás. Las ideas espirituales son gratis e innumerables, y el verdadero ser del hombre las incluye a todas ellas.
