Hace aproximadamente treinta años un querido familiar me envió Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy. Hasta ese momento no sabía nada acerca de la Ciencia Cristiana. Fue para mí una manera totalmente nueva de pensar hacia la cual sentí mucho antagonismo al comienzo, pero mediante el amoroso estímulo de este familiar, me ocupé cada vez más con las verdades contenidas en Ciencia y Salud.
Muy pronto me di cuenta de que tenía que utilizar lo que estaba leyendo para comprenderlo correctamente. En ese tiempo tuve muchas oportunidades para hacerlo. Como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial quedamos sin recursos y sin hogar. Con dos criaturas pequeñas tuvimos que empezar de nuevo. Todos sufríamos de desnutrición, y yo misma estaba bajo constante atención médica debido a mi muy precario estado de salud. Además, esperaba a otro bebé.
Luego que empecé lentamente a comprender las verdades que me habían sido presentadas, un problema tras otro fue solucionado. A veces no fue fácil, y a menudo exigió un cambio radical en mi pensamiento. Pero la persistente adherencia a la verdad acerca de la creación espiritual y perfecta de Dios, me llevó al buen éxito una y otra vez. Tuvimos pruebas maravillosas de la provisión de Dios, respondiendo a nuestras diversas necesidades. El estado de mi salud mejoró constantemente. El parto fue armonioso y sin la asistencia de un médico. Al día siguiente ya pude hacer algunas tareas livianas en el hogar, y una semana después estaba yo misma atendiendo a mi familia.
Desde entonces he estado estudiando Ciencia Cristiana diligentemente. Tenía un gran deseo de estudiar los escritos de la Sra. Edy en su idioma original. Este deseo se cumplió de una manera maravillosa. Inesperadamente se me presentó la oportunidad de aprender inglés, y de poder utilizarlo durante diecisiete años en un empleo que se me presentó gracias a ello. A pesar de una insuficiente preparación profesional siempre pude obtener, en forma progresiva, mejores puestos en esta profesión.
El Amor divino restituyó nuestro hogar perdido con uno más grande. Literalmente experimentamos las palabras de la Biblia (Malaquías 3:10): “Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde”.
Muchas veces mi esposo experimentó protección divina y la verdad del pasaje en Ciencia y Salud donde la Sra. Eddy dice (pág. 424): “Bajo la Providencia divina no puede haber accidentes, puesto que no hay lugar para la imperfección en la perfección”. En una ocasión fue atropellado por un automóvil y arrojado a la calle, que estaba muy transitada. No hubo efectos resultantes de la caída.
Estoy muy agradecida de que desde que conozco la Ciencia Cristiana no he necesitado ninguna medicación y de que para la curación de problemas físicos he confiado exclusivamente en la Ciencia Cristiana, que sana de la manera en que Cristo Jesús demostró. Pero soy más feliz aún por haber llegado a conocer correctamente a nuestro Padre-Madre Dios y mi relación con Él mediante este estudio, y de esta manera la armonía se ha manifestado cada vez más en mi vida.
También estoy muy agradecida por ser miembro de La Iglesia Madre y de una Sociedad de la Ciencia Cristiana, por haber tomado instrucción en clase, y también por la actividad que desarrollo en esta filial de La Iglesia Madre. Doy gracias a Dios por Cristo Jesús, nuestro Mostrador del camino, y por la Sra. Eddy, quien puso a nuestro alcance estas verdades sanadoras, y también por mi querido familiar que me dio a conocer Ciencia y Salud.
Kaiserslautern, República Federal de Alemania
Deseo confirmar el testimonio de mi esposa. Yo también me siento impulsado a expresar mi gratitud, en especial por la protección recibida en el accidente mencionado más arriba. También estoy muy agradecido por todas las demás bendiciones y curaciones que he experimentado mediante la Ciencia Cristiana. Durante muchos años yo también he sido miembro de La Iglesia Madre y de una Sociedad de la Ciencia Cristiana donde serví, en una diversidad de cargos.
