Deseo expresar mi gratitud por la curación que tuve hace varios años de una severa artritis, al leer Ciencia y Salud por la Sra. Eddy. Había estado sufriendo de este problema por diez años, y estuve una y otra vez internada en hospitales, y los médicios no me daban esperanza de volver a caminar sin muletas. Afirmaron que me pondría aún más inválida.
Durante este tiempo me sentía muy deprimida. Un día, al apoyarme contra una pared, de pronto, vi la vidriera de una Sala de Lectura de la Ciencia Cristiana, y leí estas palabras en Ciencia y Salud (pág. 495): “Cuando la ilusión de la enfermedad o el pecado os tiente, aferraos firmemente a Dios y Su idea”. La palabra clave para mí fue “ilusión”. Leí este pasaje una y otra vez, pues no lo entendía. La artritis no me parecía ninguna ilusión.
Quería entender lo que había leído, así que entré a la Sala de Lectura, y le pregunté al bibliotecario si podía leer ese libro. Comencé a leerlo desde el principio, y volví una y otra vez a la Sala de Lectura a leer, hasta que compré dicho libro. Leí Ciencia y Salud de principio a fin y estudié diferentes pasajes, incluyendo aquellos en la Lección-Sermón semanal en el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana. Quería entender esos pasajes, pues yo manifestaba lo opuesto de lo que estaba escrito en el libro. Una de las afirmaciones era (ibid., pág. 118): “Los siglos pasan, pero esta levadura de la Verdad siempre sigue operando. Tiene que destruir la masa entera del error, y ser así eternamente glorificada en la libertad espiritual del hombre”. El libro y su lógica me interesaron tanto que no se me ocurrió pedirle ayuda a un practicista de la Ciencia Cristiana. Cada día sentí el gran beneficio de lo que leía.
Debiera decir que siempre me había gustado leer la Biblia, pero nunca había entendido su significado espiritual hasta que leí Ciencia y Salud. Un pasaje de la Biblia que fue inspirador y útil durante ese tiempo se encuentra en Romanos (12:2): “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”. Otro pasaje en las palabras de Cristo Jesús en Mateo (11:28–30) dice: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que yo soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”.
Me di cuenta que la causa de esa enfermedad era mental, no física, y que era una creencia que debía ser eliminada, pues como Ciencia y Salud lo explica, no hay materia. Comprendí que debía cambiar totalmente mi manera de pensar, venciendo falsos rasgos de carácter, tales como resentimiento y crítica, y ser receptiva a la verdad. Comencé a aceptar en mi pensamiento la luz de la Vida, la Verdad y el Amor, y la realidad de mi ser verdadero. Las palabras de dos himnos del Himnario de la Ciencia Cristiana, números 109 y 179, elevaron en gran manera mi entendimiento de lo que es amar desinteresadamente. El último himno comienza: “Ama a tu hermano, dijo el Maestro”.
Gradualmente el dolor desapareció, pude abandonar las muletas y estaba completamente sana. Esto sucedió hace y muchos años y nunca hubo una reaparición de este problema.
¡Qué puedo decir acerca de esta “perla de gran precio”! Mi corazón se llena de alegría y amor al ver que fue la gracia de Dios la que me devolvió a una vida activa y útil. Me quedo maravillada por el amor y devoción desinteresados que la Sra. Eddy tuvo para toda la humanidad y cómo compartió con nosotros por medio de Ciencia y Salud la verdad que sana. Esta verdad me está dando la libertad espiritual que viene con el entendimiento de la verdadera relación del hombre con Dios. Jesús dijo (Lucas 22:27): “Yo estoy entre vosotros como el que sirve”. La Sra. Eddy, su fiel seguidora, sirvió, entendió, enseñó y predicó la perfección espiritual, revelando nuestra verdadera relación con nuestro Padre-Madre Dios. Nunca podré expresar suficientemente mi gratitud por todo el bien que he recibido.
Londres, Inglaterra
