Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

He sanado de una enfermedad maligna que me estaba deteriorando...

Del número de julio de 1979 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


He sanado de una enfermedad maligna que me estaba deteriorando extensas partes del cuerpo. Aunque nunca sentí la tentación de que se me hiciera un diagnóstico médico, los síntomas de cáncer eran evidentes y a veces sentía temor.

Pero, gracias a las curaciones que yo había tenido y las que había presenciado efectuadas mediante el tratamiento en la Ciencia CristianaChristian Sciene (crischan sáiens), sabía que sólo podía tomar una decisión — confiar totalmente en los medios espirituales para mi curación. En mi familia ha habido cinco generaciones de Científicos Cristianos, por tanto, mi decisión no encontró oposición. Por ello estoy sumamente agradecida.

Aun mis amistades que no eran Científicas Cristianas, pero que sabían de la situación y que habían dicho que sólo la cirugía médica podía ayudarme, respetaron mi absoluta confianza en Dios.

Le pedí a una practicista de la Ciencia Cristiana que orara por mí todos los días. La enfermera de Ciencia Cristiana más cercana vivía a ciento treinta kilómetros, y mi esposo me llevaba en auto varias veces al mes para que me atendiera. Este versículo de la Biblia me inspiró valor y fuerza (Isaías 41:10): “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”.

Vi claramente que en el hombre creado por Dios no había nada con que pudiera alimentarse el error. En mi esfuerzo por asegurarme que no dejaría entrar nada en mi consciencia que retuviera el error, decidí aprender todo lo que podía acerca de Dios y Su creación. Empleando la Biblia y Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, juntamente con otras de sus obras, estudié muchas horas diarias, aumentando mi comprensión acerca de Dios mediante ideas de redención, regeneración, renovación y otros temas relacionados con la curación. Esto me llevó más de un año. Cuando los síntomas eran alarmantes, mi esposo y yo nos aferrábamos tenazmente a las verdades en la Lección Bíblica semanal que se encuentra en el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana. Cuando me era imposible ir a la iglesia, teníamos nuestros cultos en la casa, los domingos y miércoles como lo estipula el Manual de La Iglesia Madre por la Sra. Eddy.

Parecía prudente que alguien me asistiera más frecuentemente, por tanto, hice los arreglos necesarios para quedarme en la Christian Science Benevolent Association, en Chestnut Hill, Massachusetts. El amor y cuidado espiritualmente inspirados que recibí de las enfermeras, y el tratamiento mediante la oración de un practicista local, establecieron lo que Dios sabe acerca de Su idea, el hombre. Comprendí que siempre había sido ésa la única realidad — la totalidad de Dios y mi perfección espiritual a Su semejanza. Ésta era la ley para la situación y el curso de la enfermedad se detuvo. En las partes donde ya no tenía carne me creció nuevamente. En menos de un mes regresé a casa, y en poco tiempo sané completamente.

Como resultado directo de mi curación, dos miembros de mi familia más cercana se hicieron miembros de La Iglesia Madre. Una enfermera abandonó la medicina para afiliarse a La Iglesia Madre, y llegó a ser enfermera de la Ciencia Cristiana.

Esta curación fue reciente. En años anteriores he tenido muchas otras curaciones, incluyendo un defecto congénito del corazón, difteria, piedras en los riñones y efectos ocasionados por accidentes.

Me crié en un hogar lleno de amor; mi madre era practicista de la Ciencia Cristiana. Tuve la dicha de asistir a la Escuela Dominical hasta los veinte años de edad. Después continué como miembro activo de la iglesia y tuve la bendición de tomar instrucción en clase. Ésta es una base sobre la cual establecer un seguro progreso en la Ciencia Cristiana. Todo esto fue una demostración de lo que la Sra. Eddy dice en Ciencia y Salud (pág. 242): “La Ciencia divina del hombre está tejida en una sola tela consistente, sin costura ni rasgón. La mera especulación o la superstición no se apropian parte alguna de la divina vestidura, mientras que la inspiración restituye la vestimenta entera de la justicia de Cristo”.


Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / julio de 1979

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.