La historia que está detrás de la dedicación de la sociedad de Colón, un suburbio de Montevideo, Uruguay, celebrada el 19 de noviembre de 1978, empezó cuando un grupo de Científicos Cristianos comenzaron a reunirse en la casa de un miembro. A medida que el número de asistentes aumentaba, se hizo imperativo encontrar un local más amplio.
En una época en la que los predios adecuados eran escasos y caros, ellos encontraron en las cercanías, y a un precio muy bajo, un terreno con un edificio que estaba en muy malas condiciones. Sin embargo, después de haberlo comprado descubrieron por qué el precio había sido tan bajo — el terreno estaba destinado a ser una plaza pública. En lugar de desalentarse, los miembros decidieron investigar si se podía reclasificar la propiedad. Representantes del grupo acudieron a las oficinas del municipio local y presentaron su caso. Tuvieron que volver varias veces. Pero los miembros persistieron y finalmente lograron que se reclasificara el terreno para que se erigiera una iglesia.
El obtener el terreno fue sólo el principio de un proyecto que requirió arduo trabajo y convicción inquebrantable. Este compromiso trajo muchas oportunidades para demostrar el poder espiritual que viene con la comprensión de lo que es la Iglesia. Hubo curaciones — un miembro se recuperó instantáneamente después de que un chorro de agua hirviendo le entró con fuerza en los ojos. Fue la misma comprensión espiritual lo que dio como resultado que se consiguieran, por medios poco comunes, materiales de construcción difíciles de obtener.
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