Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

Adoptemos una posición radical

Del número de diciembre de 1980 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


La Ciencia Cristiana comienza con Dios, descansa en Dios, y permanece con Dios. Revela la realidad pura de todas las cosas de manera tal que podemos comprobar esta realidad. Es la Ciencia del Amor que responde a nuestras necesidades, satisface nuestra comprensión y nos sana, pese a cuáles sean nuestras circunstancias mentales o físicas. ¿Por qué? Porque ella es la revelación absoluta de la Verdad. Elimina las pretensiones de que la enfermedad es causa, efecto, acción, presencia.

Esta enseñanza nos muestra la verdad pura del ser, que no contemporiza con un concepto mortal de las cosas. Adoptar una posición radical significa ir a la raíz misma del ser y permanecer ahí. Significa confiar en el sentido espiritual y hacer a un lado el sentido mortal como engañoso e ilusorio; no tomar una posición bípeda que trata de colocarse tanto del lado del Espíritu como del de la materia.

Mary Baker Eddy adoptó una posición radical con la Verdad. Esto le dio la inspiración y percepción para escribir: “La ley de Dios se resume en tres palabras: ‘Yo soy Todo’; y esta ley perfecta siempre está presente para rechazar cualquier pretensión de otra ley”.No y Sí, pág. 30;

¿Qué es lo que pareciera demorar nuestra posición radical? ¿Qué nos hace reacios a ceder incondicionalmente a la verdad de la declaración de nuestra Guía? Con frecuencia es nuestra renuencia a aceptar suficientemente los fundamentos científicos del ser y a usarlos para expulsar los argumentos de la creencia mortal. Podemos fijar un nuevo curso ahora mismo. Podemos afirmar que la creencia mortal no puede engañar a la consciencia que es la Mente divina, la única Mente que existe. No puede tocar al hombre verdadero, la idea de la Mente, la única clase de hombre que existe. Conociendo verdades como éstas, adoptamos una posición radical con la Verdad divina misma, y la Verdad nos ayuda.

Un fundamento de la Ciencia Cristiana es que el hombre es ahora mismo el resultado inmortal del Amor divino. Científicamente percibido, el hombre es incapaz de adoptar un punto de vista erróneo. Ni tampoco es concebible que pueda ser percibido desde un punto de vista erróneo. La idea inmortal del Amor es tan infinita como lo es el Amor mismo. No somos partículas mortales, o polvo, encendidas momentáneamente por un destello de vida. Ésta no es la verdad del ser.

Adoptamos una posición radical con la Verdad cuando comprendemos que Dios es el origen de todo lo que es real. Como nos lo dice la Biblia: “Acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo”. Gén. 2:2; No estamos enfrentados a resolver las cosas sólo probando humanamente, pensando humanamente y manteniéndonos alerta humanamente. Somos por siempre inseparables de Dios, quien nos crea, y tenemos la Ciencia de la creación para mostrarnos esto. A medida que aceptamos la Ciencia, nuestros esfuerzos humanos son dirigidos mejor, nuestra manera de pensar posee más de los tonos de la lógica divina, nuestra vigilancia para desechar falsas creencias es vivificada.

Al adoptar una posición inequívoca con la Verdad, sabemos que ahora es el tiempo de dejar atrás nuestro sentido de imperfección y limitación. Ahora es siempre el tiempo de aplicar la verdad a todo lo que sea equivocado, de aceptar la invariable justicia y presencia del Amor.

Debido a la dispensación del amor y gracia de Dios nos es posible adoptar una posición radical ahora mismo. Lo que Dios da y expresa permanece perfecto. Lo que Dios hace no puede deteriorarse en materialidad o confusión. Dios es Mente, la fuente de todo pensamiento verdadero. La consciencia divina es una con el Amor divino. La vacilante incertidumbre y la resolución titubeante no tienen causa.

Al adoptar radicalmente la verdad científica del ser, sabemos que no estamos mirando a Dios y al hombre a través de la mente humana. Mirar a la Deidad a través de la mente humana nos colocaría sobre la base de la teología convencional. Pero podemos ver las cosas a través del sentido espiritual, otorgado por Dios y mantenido por el Cristo.

Optando por una posición radical con la Verdad, sabemos y probamos que la Verdad está de nuestro lado. Dios nos está sosteniendo y defendiendo. Eternamente estamos abrazados por Él, por Su totalidad. Lo que Dios desarrolla también lo abraza. Sabiendo que nada hay para actuar sino sólo el Espíritu omniactivo, podemos desarmar la pretensión de que hay una consciencia mortal que resiste a la Verdad. Ponemos al descubierto el argumento de que hay pensamientos mortales escépticos que pueden demorar la curación.

La Sra. Eddy, nuestra Guía, adoptando una posición radical con la Ciencia y en contra de los medios de curación que proceden de la mente mortal, señala: “Hasta la fe ciega hace desaparecer los padecimientos corporales temporalmente; mas el hipnotismo convierte tales dolencias en formas nuevas de enfermedad más difíciles de curar. La Ciencia de la Mente tiene que acudir al rescate, si se quiere obtener una cura radical. Entonces se llega a comprender el procedimiento. Queda pues como hecho probado que el mal no es mente. El mal carece de poder y de inteligencia, porque Dios es el bien y por tanto el bien es infinito, es Todo”.Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, págs. 398–399;

Al adoptar una posición radical con la Verdad, nos rebelamos contra la creencia de que el hombre es corpóreo y que es, por tanto, susceptible a ser tratado por la medicina. El hombre no es esa clase de ser. No podemos medicinar a una idea perfecta y espiritual, ni podría haber ocasión para hacerlo. Tampoco hay beneficio espiritual alguno en el tratamiento médico de un ser humano. Esto entrañaría una creencia tratando a otra creencia, en lugar de dejar que la Verdad trate la creencia, de dejar que la Verdad, con su resplandor eterno, eclipse la creencia de que el hombre es una entidad carnal. “El gobierno científico del cuerpo tiene que lograrse por medio de la Mente divina”, explica la Sra. Eddy. “Es imposible obtener el dominio sobre el cuerpo de otro modo. En este punto fundamental, una tendencia de tradicionalismo tímido es absolutamente inadmisible. Sólo por medio de una confianza radical en la Verdad puede realizarse el poder científico de la curación”.ibid., pág. 167.

El bien es abundante, ilimitable y está siempre presente. La afirmación radical de esta verdad, nos sacude del letargo en la materia. Nos despojamos de la duda acerca del poder de Dios. Nos rehusamos a contemporizar con las apariencias y argumentos materiales. En nuestra verdadera identidad, que es la semejanza de Dios, no somos meros seres humanos subiendo a tientas una escalera hacia el bien, sanando enfermedades con incertidumbre, venciendo la escasez titubeando. Por ser el hombre del Espíritu, siempre somos el reflejo completo del Espíritu. Manteniéndonos radicalmente sobre esta base, demostramos mas fehacientemente el poder de Dios como se expresa en la Ciencia del Cristo.

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / diciembre de 1980

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.