Refiriéndose al significado de la Navidad, la Sra. Eddy escribe: “Una Navidad eterna haría de la materia un ente extraño, salvo como fenómeno, y la materia se retiraría respetuosamente ante la Mente. El despotismo del sentido material o la carne emprendería la fuga ante tal realidad, para dar lugar a la sustancia, y la sombra de la frivolidad y la inexactitud del sentido material desaparecerían” (The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, pág. 260).
En un mes de diciembre sentí ese “despotismo del sentido material” en una forma muy insistente. Me vi forzada a dejar completamente en aquella ocasión toda inclinación y acción relacionada con ese concepto que se tiene en general de la Navidad y sus preparativos, para poder dedicarme a las cosas del Espíritu.
Durante la visita de unos parientes me dio un fuerte dolor en un diente. Como me era imposible estar a solas para orar por mí misma mientras estaban mis parientes, llamé a un practicista de la Ciencia Cristiana, le dije lo que me pasaba y le pedí que me diera tratamiento por medio de la oración. Me sentí muy agradecida pues definitivamente sentí una inmediata mejoría. Cuando nuestros visitantes se fueron, me pareció que la dificultad con el diente había sido resuelta, y agradecida informé al practicista.
Pero una mañana, nuevamente tuve que pedir tratamiento en la Ciencia Cristiana. Fue necesario negar que podía haber una enfermedad en el diente, en la raíz o en la mandíbula. Ese día era tal el dolor, que caminaba desesperada de un lado a otro. No fue sino hasta la tarde cuando sentí una gran paz, y le dí gracias a Dios desde lo más profundo de mi corazón. Se me recordó el artículo “El nuevo nacimiento” en Escritos Misceláneos por la Sra. Eddy, donde un pasaje dice así (pág. 17): “Y, antes que se hayan extinguido las llamas en este monte de revelación, tal como el patriarca de antaño, te descalzas — pones a un lado tus trabas materiales, opiniones y doctrinas humanas, renuncias a tu religión más material con sus ritos y ceremonias, desechas tu materia médica e higiene, por ser peores que inútiles — para sentarte a los pies de Jesús. Luego te inclinas con mansedumbre ante el Cristo, la idea espiritual que diera nuestro gran Maestro del poder de Dios para sanar y salvar”. Medité profundamente sobre este artículo.
El primer paso de progreso fue obtener cierto alivio físico. La última valla tenía que ser conquistada: la falsa y arraigada creencia tuvo que ser eliminada. La curación no había sido completa, porque a veces pensaba en los dientes con preocupación. Mediante la persistente afirmación del practicista acerca de las ideas divinas, indicándome que la Vida es completa e indestructible, y que la naturaleza de la sustancia espiritual nunca cambia, se efectuó la curación.
Retrospectivamente no quiero hacer un diagnóstico para mí; no obstante, mantengo que el entendimiento de la eficacia del Cristo, que niega la evidencia material, resultó en una cirugía mental.
En la misma época, uno de nuestros hijos perdió la tapadura de un diente mientras comía. En este caso una visita al dentista parecía inevitable. El dentista confirmó que todo estaba en orden con mis dientes. En el caso del niño, dijo que la tapadura era de un diente de leche que se había aflojado por el nuevo diente. Al tocar el dentista el diente se salió y se le quedó en las manos sin haber usado ningún instrumento.
La Sra. Eddy continúa diciendo en el primer artículo citado al principio de mi testimonio (Miscellany, pág. 260): “En la Ciencia Cristiana la Navidad representa lo real, lo absoluto y lo eterno — las cosas del Espíritu no de la materia”.
Me siento feliz de ser miembro de La Iglesia Madre, y de poder expresar mi gratitud por las bendiciones que la Ciencia Cristiana me ha traído al trabajar activamente en una iglesia filial.
Braunschweig, República Federal de Alemania
