Se oye
el canto continuo
de las aves canoras
arroyos que corren sobre ásperas rocas
suaves vientos
que murmuran
en su paso
hacia el ruidoso tumulto
del día.
Luego
está ahí el corazón que confía,
que de su gratitud
hace una melodía.
El canto continúa.
Es posible escucharlo.
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