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El espantapájaros

[Original en español]

Del número de febrero de 1983 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Dos niños jugaban en el parque que estaba junto a su casa. De pronto Ramiro, el más pequeño, se detuvo de golpe y preguntó asombrado: —¿Qué es eso que han puesto ahí? — señalando hacia un gran muñeco hecho de maderas y paja, vestido con viejas ropas de hombre y un arruinado sombrero de paja.

— Es un espantapájaros — contestó el amigo.

—¿Para qué quieren espantar a los pájaros? — preguntó el niño con gran curiosidad.

— Lo que pasa es que los pájaros comen semillas y las hojitas tiernas de las plantitas que están brotando, pero con ese muñeco de paja ellos no se acercan porque creen que es un hombre de verdad.

— Así que los pajaritos no saben que es un muñeco de paja y creen que es un hombre; no se dan cuenta de que es una mentira — comentó muy pensativo.

Los niños continuaron con sus juegos. Unas horas más tarde, Ramiro no tenía ganas de jugar; sentía un fuerte dolor de cabeza, estaba muy decaído y deseaba acostarse. Su abuela lo acompañó a la cama, y mientras lo ayudaba a acomodarse, le comentó cuánto lo amaba Dios. Ella le recordó que él era un hijo de Dios y que Dios no permitiría que Su hijo estuviera enfermo. También le dijo que como Dios, que es Espíritu, estaba en todas partes, Él estaba ciertamente ahí con Ramiro, cuidándolo como cuidaba de todos.

Martín, que al igual que Ramiro iba a una Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana, fue al cuarto de éste y le dijo: —¿Te acuerdas del espantapájaros que vimos hoy? Los pajaritos creen que es un hombre real, y huyen asustados. Tú estás creyendo que la enfermedad es real, que tiene poder para hacerte sufrir, y por ello te sientes mal. Pero la enfermedad es una mentira, porque Dios no la hizo. Es como el muñeco de paja.

— Pero el dolor que siento me parece muy real. ¿Qué puedo hacer? — preguntó Ramiro.

Su abuela tomó el libro Ciencia y Salud por la Sra. Eddy, y le leyó la siguiente frase: “Dios, el Espíritu, siendo todo, nada es materia”.Ciencia y Salud, pág. 113.

— No tengas miedo; la materia no puede hacerte nada porque no tiene más poder o inteligencia que el espantapájaros. Dios es Todo y está presente aquí y ahora, en este mismo momento, y solamente cosas buenas pueden suceder — dijo la abuelita.

Luego le pidió al nieto que pensara junto con ella en las palabras que ella había leído en el libro, y así lo hicieron durante varios minutos. Un momento después Ramiro dijo muy alegremente: — Me gustó mucho pensar en Dios. Ahora me parece que tengo ganas de comer algo.

La abuela preparó algo para comer e invitó a los dos niños a ir a la mesa. Ramiro se levantó de la cama rápidamente; ya estaba sano. Cuando él y Martín terminaron de comer, se pusieron a jugar como lo hacían habitualmente. La abuela dio gracias a Dios porque el Amor omnipresente los había guiado.

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