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Disolviendo “la dureza adamantina del error”

Del número de abril de 1983 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Cuando un problema no ha cedido al tratamiento en la Ciencia Cristiana, ¿entonces qué? No hay fórmula metafísica. Cada desafío requiere que se ore inspiradamente, que se escuche a Dios con humildad y que se responda activamente a la Verdad. Pero cuando un caso se prolonga demasiado, quizás sea necesario que hagamos frente a lo que la Sra. Eddy llama “la dureza adamantina del error” y que la tratemos de manera terminante.

Ella escribe: “En paciente obediencia a un Dios paciente, laboremos por disolver con el solvente universal del Amor la dureza adamantina del error — la obstinación, la justificación propia y el amor propio — que lucha contra la espiritualidad y es la ley del pecado y la muerte”.Ciencia y Salud, pág. 242.

Por derivación, la palabra “adamantina” indica algo inflexible o imposible de dominar. En la antigüedad, la palabra se refería a una sustancia imaginaria que se creía era impenetrablemente dura. ¡Qué descripción tan apropiada para el error, o el mal!

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