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Llenemos las vasijas vacías

Del número de abril de 1983 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Las presiones económicas no son nada nuevo para la humanidad. El cuadro humano oscila de la abundancia a la escasez y limitación, y viceversa. Pero la economía divina tiene un uso correcto para toda idea correcta, y en esa economía ninguna idea jamás está empobrecida o es desperdiciada, sino que siempre está satisfecha. La Biblia está llena de relatos de diferentes necesidades humanas que fueron satisfechas cuando se vislumbró algo de esta economía divina.

Uno de estos casos fue el de una viuda cuyos dos hijos iban a ser vendidos como siervos, pues a ella no le era posible obtener el dinero para pagar a sus acreedores. Ella pensaba que estaba en la miseria. Eliseo, el profeta, le preguntó qué podía hacer por ella. Después le pidió que le dijera lo que ella tenía en la casa. Vio la necesidad de la mujer y despertó el pensamiento de ella cambiándolo del temor y la escasez a la expectativa del bien. La despertó para que viera el aceite que tenía como la evidencia del bien presente e infinito de Dios. La mujer quizás comprendió, en cierto grado, que en realidad jamás había estado sola, falta de amor, agobiada o empobrecida, jamás separada de Dios, la fuente de todo bien. La vasija de aceite siempre había estado allí. “Consagración; amor; dulzura; oración; inspiración celestial” Ciencia y Salud, pág. 592., así es como la Sra. Eddy define “aceite”.

Eliseo dijo a la mujer: “Vé y pide para ti vasijas... vasijas vacías, no pocas”. 2 Reyes 4:3.

Pedir prestadas vasijas vacías, ¿no podría indicar eso simbólicamente la necesidad de un pensamiento humano receptivo? La Sra. Eddy nos dice: “No podemos llenar vasijas que ya están llenas. Hay que vaciarlas primero”. ¿Pero cómo vaciamos vasijas cuando parecen estar llenas con las creencias del mundo en una economía pobre, fondos insuficientes, mala salud, soledad y temor, para nombrar unas pocas? En el párrafo siguiente la Sra. Eddy continúa: “La manera de extraer el error de la mente mortal es verter en ella la verdad mediante inundaciones de Amor”.Ciencia y Salud, pág. 201.

El reconocimiento de que el hombre es el objeto del constante y tierno cuidado de Dios destruye el temor a la escasez, ya sea escasez de salud, sustento o felicidad. La paz y el gozo afluyen a los corazones que esperan a medida que vertemos en ellos “la verdad mediante inundaciones de Amor”.

La mujer obedeció las instrucciones de Eliseo, pidió prestadas vasijas vacías y las llenó.

Dios, nuestro Padre-Madre, constantemente cuida de Sus hijos. Si nosotros, como la viuda, encontramos que carecemos o que necesitamos de algo, esto es señal de que podemos amar más, aquí mismo donde estamos. El primer mandamiento es amar a Dios supremamente. El segundo requisito es amar nuestra verdadera identidad espiritual como Su imagen, y estar seguros de que este amor se extiende a toda la humanidad y la incluye. Al llenar nuestra consciencia con la comprensión del amor que Él siente por Sus hijos, desalojaremos del pensamiento la mentira del temor y de la escasez. Encontraremos que la mentira no tiene ni sustancia ni realidad. Juan escribe: “El perfecto amor echa fuera el temor”. 1 Juan 4:18. Entonces, la evidencia de Su bondad infinita entra a raudales.

¿Cómo nos liberamos de la creencia en la falta de empleo? El hombre jamás está desempleado en el gran universo de Dios. Dios necesita de toda idea para que lo exprese a Él individualmente. Dios siempre se está expresando a Sí Mismo, así que el hombre, el reflejo de Dios, siempre está empleado en expresarlo a Él.

La Sra. Eddy nos aconseja: “Tened buen ánimo; la lucha con uno mismo es grandiosa; nos da bastante empleo, y el Principio divino obra con nosotros — y la obediencia corona el esfuerzo persistente con la victoria eterna".Escritos Misceláneos, pág. 118. El encontrar nuestra identidad verdadera a menudo saca a la superficie rasgos de carácter o debilidades humanas que necesitan curación.

Se requiere ser más que un buen técnico para ser un buen empleado. Se necesita honradez, responsabilidad, compatibilidad, y amor hacia nuestros semejantes. Esas cualidades cristianas siempre están en demanda, y según vertimos el aceite de la oración sincera, tanto el patrono como el empleado se beneficiarán.

¿Creemos que la inflación tiene que ver principalmente con el precio de los productos? ¿Qué es lo que se está inflando a través del mundo hoy en día? El temor, la escasez, la pobreza, la violencia, la avaricia, la envidia, el odio, la maldad, la venganza. Sólo el Amor divino, comprendido y demostrado, puede pinchar la burbuja de creencias infladas y quitarles su aparente poder. Debemos vaciar nuestro corazón de estas creencias y llenarlo de un amor ilimitado por nosotros mismos y por toda la humanidad. Es el amor del Amor lo que responde a toda necesidad humana, ya sea que la necesidad esté disfrazada como temor, escasez o precios elevados.

¿Hemos aceptado el argumento de que sencillamente no podemos pasar con lo que tenemos, que los ingresos y los gastos jamás guardan proporción? ¿Cuáles son nuestros ingresos? ¿Salarios, dividendos, honorarios, una herencia? Mucho más que eso; es el ingreso de ideas espirituales, un concepto de la provisión del Amor, y la sabiduría para usar lo que tenemos en nuestra casa. Teniendo una comprensión profunda de la bondad continua de Dios, utilizamos la abundancia de pensamientos e ideas espirituales que Él nos da, y ello responde a la necesidad humana. Desechamos las sugestiones de la mente mortal al no concederles poder, sustancia o realidad. Entonces llenamos nuestra consciencia con la comprensión y poder infinitos del Amor, manifestado en ideas prácticas y utilizables.

“Dios os da Sus ideas espirituales, y ellas, a su vez, os dan vuestra provisión diaria”, escribe la Sra. Eddy. ¿Pero no es el mañana lo que mayormente nos preocupa? Si realmente estamos agradecidos por el bien que tenemos hoy, no tendremos temor del mañana. La Sra. Eddy continúa: “Nunca pidáis para el mañana; es suficiente que el Amor divino es una ayuda siempre presente; y si esperáis, jamás dudando, tendréis en todo momento todo lo que necesitéis”.Ibid., pág. 307. La gratitud por el bien que tenemos abre la puerta a las bendiciones por venir.

Dios es el gran Dador, y el hombre es el que recibe. Nuestro Padre-Madre Dios ha dado al hombre todo: riquezas espirituales, salud, felicidad. Santiago escribe: “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación”. Sant. 1:17.

¿Estamos aceptando todo lo que Dios nos está dando hoy? ¿O estamos escuchando las creencias de temor, escasez, desempleo, malos negocios, envidia o celos? Éstos son argumentos del magnetismo animal, de la errada mentalidad mortal, los cuales debemos desalojar de nuestro pensamiento. Dios nos da la idea espiritual correcta con la cual echar fuera toda sugestión errónea. Con consagración encontramos la caridad de dar y recibir donde la escasez y la necesidad afirmaban estar. Con inspiración celestial encontramos que el amor nos envuelve, y que la envidia y los celos son destruidos. Como la viuda, nosotros también tenemos una vasija de aceite y debemos amarla y usarla activamente.

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