Cuando él dijo “Sé abierto”
¿acaso dudó?
Por el contrario,
siguió adelante
por esa eterna línea de verdad
que, antes de Abraham,
estaba allí
para liberar
y salvar.
Se abrió entonces,
y se abre ahora,
a medida
que avanzamos
por esa misma línea recta
y, como él,
mirando hacia lo alto
y dando gracias
lo hacemos sin dudar.
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