¿Puede la esperanza que el cristiano tiene de resucitar de la muerte ser algo más que una cuestión de fe? ¿Puede ser una certidumbre?
La fe de seguro es necesaria, pero ciertamente no la fe ciega, no la fe en una salvación futura sobrenatural envuelta en misterio. Cristo Jesús dijo: “Cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda verdad... y os hará saber las cosas que habrán de venir”. Juan 16:13. El Científico Cristiano cree que este “Espíritu de verdad” ya ha venido, no como una persona corpórea, sino como una Ciencia divina demostrable, explicando que ahora es el tiempo para comenzar a salir de la inercia del materialismo.
Esta Ciencia del Cristo declara que la salvación es totalmente científica, no caprichosa o dependiente de las inescrutables decisiones de un dios antropomórfico que predestina a unos para ir al cielo y a otros para el infierno. El Dios de salvación es el Principio mismo, el Principio que es Amor imparcial, que favorece a todos Sus hijos e hijas. Este Principio salvador, Dios, está siempre a la mano para autorizar nuestra resurrección del pecado, de la enfermedad y hasta de la muerte.
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