Durante mi niñez presencié el efecto sanador de la Ciencia Cristiana Christian Science (crischan sáiens) en la vida de mis familiares. Más tarde, de adulto, yo mismo tuve numerosas pruebas de la eficacia de esta Ciencia; algunas curaciones se efectuaron con la amorosa ayuda de un practicista y otras a través del progresivo entendimiento de mi propio estudio de la Biblia y de los escritos de Mary Baker Eddy. La lectura regular de las publicaciones de la Ciencia Cristiana, me enseñó a poner en práctica las verdades espirituales que estaba aprendiendo.
Una de las primeras curaciones que tuve fue tan natural y espontánea que la recuerdo con especial gratitud. El problema era de inflamación debajo de la uña del dedo gordo del pie, problema que algunas veces me impedía ir al trabajo por unos días. En esta ocasión, a causa del dolor, me había resignado a faltar al trabajo esa tarde. Sin embargo, aprovechando mi hora de almuerzo, tomé un ejemplar de la edición en portugués del Heraldo y me quedé absorto en las verdades que leía, al punto de olvidarme del problema físico. Cuando terminé la lectura, vi, para mi sorpresa y alegría, que el dolor había cesado y el dedo estaba normal. Me fue posible ponerme el zapato nuevamente y volver al trabajo. La curación fue completa y lo ha sido ya por treinta años.
Otra prueba que fortaleció mi fe y que me ha ayudado a vencer muchas dificultades ocurrió durante un viaje de negocios, mientras estaba lejos de casa y en una ciudad que no había visitado antes.
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