Es fundamental para la demostración de la Ciencia Cristiana poseer en cierto grado la comprensión de que Dios, el bien, es lo que la Biblia da a entender: Todo-en-todo. De la revelación que Dios Mismo da de Su totalidad, la Ciencia Cristiana deduce la nada del mal. La totalidad de Dios — que incluye a Su absolutamente buena creación, con un hombre perfecto — es una premisa básica en la Ciencia Cristiana, y se comprueba en la curación espiritual.
¿Podría existir un remedio más perfecto para el sufrimiento, la sensualidad o el pesar que la exclusión de la enfermedad, el pecado y la muerte por medio del entendimiento espiritual de la verdadera salud, santidad y vida eterna del hombre? No es de sorprenderse, entonces, que (1°) la totalidad de Dios, el bien, y (2°) la nulidad del mal o la materia sean los puntos cruciales de esta Ciencia.
Estos dos puntos se funden como una sola premisa doble para la “exposición científica del ser” que la Sra. Eddy presenta en Ciencia y Salud, la cual comienza:“No hay vida, verdad, inteligencia ni sustancia en la materia. Todo es Mente infinita y su manifestación infinita, porque Dios es Todo-en-todo”.Ciencia y Salud, pág. 468.
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