Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

[Original en español]

Hace cinco años llegué a un momento en mi vida en el cual todas...

Del número de julio de 1983 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Hace cinco años llegué a un momento en mi vida en el cual todas mis esperanzas y todos mis sueños se derrumbaron como un castillo de naipes. Parecía como si me hubieran empujado hasta el borde de un abismo y ya no pudiera retroceder. En mi angustia recordé que hacía muchos años había conocido ocasionalmente a una Científica Cristiana. La comunicación entonces había sido difícil porque ella no hablaba español y yo no hablaba inglés. Sin embargo, yo había sentido el influjo cristiano de su amor, que sembró en mí una semilla de esperanza. Esta semilla estaba ahora germinando en curación.

En mi aflicción oré profundamente pidiendo salvación para mi vida. Y el Amor divino respondió a mi súplica de la manera más espléndida. Pude comprobar que la aseveración de Mary Baker Eddy: “El Amor divino siempre ha respondido y siempre responderá a toda necesidad humana” (Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, pág. 494) no es un consuelo superficial. Más bien expresa la verdad de que Dios es el bien infinito y que el hombre es Su semejanza. Por consiguiente, a medida que paso a paso abandonamos el sentido material en favor del sentido espiritual, las falsas creencias desaparecen, y el reino de Dios se abre ante nosotros. Como dice la Sra. Eddy: “El efecto de esa Ciencia es incitar a la mente humana a un cambio de base, sobre la cual pueda dar lugar a la armonía de la Mente divina” (ibid., pág. 162). Cuando cambié de base en mi propio pensamiento, mi perspectiva se transformó de la contemplación del abismo de la mortalidad a la contemplación de la infinitud de la Mente, llena de belleza y grandes realizaciones. Por medio de la Ciencia CristianaChristian Science (crischan sáiens), empecé a recurrir a Dios como mi único apoyo en todo lo que tengo que afrontrar, y así he continuado haciéndolo.

Ahora disfruto de maravillosa salud y vitalidad. He perdido el temor a la carencia, y, por consiguiente, hay abundancia de todo lo que necesito. La soledad no me persigue, porque sé que Dios está en todas partes y Él es la única compañía que verdaderamente anhelo. También, la Biblia, Ciencia y Salud, el Heraldo y, en general, toda la literatura de la Ciencia Cristiana que he podido leer, me han dado alimento, alegría y fortaleza diariamente.

Iniciar sesión para ver esta página

Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / julio de 1983

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.