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La Iglesia en acción

El siguiente es el primero de una serie de artículos que contestan preguntas del Movimiento sobre la práctica pública de la Ciencia Cristiana.

La práctica

Del número de julio de 1983 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

The Christian Science Journal


Preguntas y Respuestas

La pregunta que se hace con más frecuencia sobre el tema es ésta: ¿Cuáles son los requisitos básicos con los que se debe cumplir para poder anunciarse como practicista en The Christian Science Journal?

Un practicista registrado en el Journal dedica todo su tiempo a la práctica de sanar. Pero es importante notar que dedicar todo el tiempo a la práctica pública es algo que se alcanza casi siempre en forma gradual, a medida que uno practica practicando. Esto incluye tratarse a sí mismo por medio de la oración y ayudar a las personas que soliciten tratamiento, tanto a miembros de la familia como a otros. Iniciarse en la práctica también requiere que se tenga una compasión creciente y sanadora por la humanidad. Esta cristianización de los motivos nos lleva desinteresada y regularmente a dedicar tiempo para orar por las condiciones sociales, civiles y económicas, lo mismo que por situaciones del hogar y de la iglesia. En resumen: desarrollar la práctica requiere la obediencia de los miembros a lo estipulado por la Sra. Eddy en el Artículo XXX, Sección 7, del Manual de La Iglesia Madre.

La Sra. Eddy define la Ciencia Cristiana “como la ley de Dios, la ley del bien, que interpreta y demuestra el Principio divino y la regla de la armonía universal”.Rudimentos de la Ciencia Divina, pág. 1. Tanto el espíritu como la letra son necesarios para practicar con eficacia lo que se aviene a “la ley de Dios”. Por tanto, es obligación de quien solicita ser reconocido como practicista — lo mismo que de quienes ya han sido reconocidos — dedicarse a las demandas de Dios de desarrollo espiritual, como están presentadas en la Biblia y en las obras de la Sra. Eddy. El desarrollo espiritual debe ser el resultado natural de un estudio minucioso y consecuente de las Escrituras y de los escritos de la Sra. Eddy. Igualmente importante para el aspirante, sin embargo, son las palabras de la Sra. Eddy: “El espíritu, y no la letra, ejecuta las funciones vitales de la Verdad y el Amor”.Escritos Misceláneos, pág. 260.

Para ser reconocido es de primordial importancia demostrar que diariamente se lleva a cabo la actividad sanadora entre personas que no son miembros de la familia.

Un practicista que dedica todo su tiempo a la práctica también debe conocer y entender las disposiciones respecto a la práctica estipuladas en el Manual y estar dedicado a actuar en obediencia a las mismas. Este enfoque es la base de la práctica ética de la Ciencia Cristiana.

Un practicista debe estar disponible regularmente para la práctica pública y tener un lugar apropiado para recibir pacientes.

Antes que una persona pueda anunciarse como practicista de la Ciencia Cristiana, debe estar además completamente desligada de otras profesiones o vocaciones (ver Manual Art. XXV, Sec. 9). Cuando alguien ha cumplido con estos requisitos fundamentales, está preparado para comenzar los trámites de su solicitud. Los detalles serán suministrados por el Department of Practitioners and Nursing Activities.

Los trámites de la solicitud requieren un mínimo de seis meses, pero a menudo lleva más tiempo. Una vez que se haya terminado de tramitar la solicitud y se haya cumplido con todos los requisitos, el solicitante puede entonces pedir al The Christian Science Journal que se incluya su nombre en los anuncios de practicistas de acuerdo con lo estipulado en el Manual de la Iglesia, Artículo XXV, Sección 9.

Quienes deseen información más detallada sobre los requisitos para ser reconocidos o tengan preguntas específicas referentes a la práctica, están invitados a escribir a:

The First Church of Christ, Scientist,
Department of Practitioners and Nursing Activities, A-151
Christian Science Center
Boston, MA, E. U. A. 02115

Se exhorta a los miembros a sanar

El presidente de la comisión directiva de una iglesia filial en el sur de California hizo la siguiente declaración (algo abreviada aquí) a los miembros de la iglesia. Creemos que a nuestros lectores les interesará su contenido.

La Iglesia de Cristo, Científico, es singular por estar basada directamente en la curación espiritual científica según se presenta en las enseñanzas bíblicas y especialmente en la vida y misión de Cristo Jesús. La utilidad de nuestra iglesia para la humanidad, y por ende el crecimiento y la prosperidad de nuestra iglesia, dependen de que sus miembros lleven a cabo sus curaciones cristianamente científicas de manera consecuente y eficaz.

A la luz de este hecho evidente de por sí, me gustaría aprovechar mi término de servicio en este puesto para ayudar a concentrar el pensamiento, y basar la acción, en la comprensión de que la Iglesia de Cristo, Científico, es una iglesia sanadora y redentora. Los demás integrantes de la comisión directiva apoyan unánimamente este esfuerzo.

Para hacer esto con sinceridad, los miembros bien podemos hacernos algunas preguntas. ¿Cuán consecuentes somos en probar que nuestros cultos religiosos son cultos que sanan? ¿Es nuestra Escuela Dominical una actividad sanadora tanto para el estudiante como para el maestro? ¿Estamos probando que el Principio divino de la curación está presente en nuestra Sala de Lectura, en nuestra guardería infantil, en nuestras conferencias y en nuestras reuniones de la iglesia? ¿Estamos mostrando que hoy día tenemos la misma curación de Cristo que Cristo Jesús enseñó y demostró? Además, ¿cuán consecuentes somos en rechazar la mentira de que la Ciencia Cristiana no cura en algunos casos?

Nuestra iglesia crecerá directamente en la medida en que crezcan nuestros esfuerzos sanadores. La Sra. Eddy escribe: “Olvidaos de vosotros mismos al trabajar para la humanidad; entonces atraeréis al fatigado caminante a vuestra puerta, el peregrino y el extranjero vendrán a vuestra iglesia, y hallaréis acceso al corazón de la humanidad”.Escritos Misceláneos, pág. 155.

El 12 de abril de 1879, nuestra Guía, la Sra. Eddy, presentó a la Asociación de Científicos Cristianos esta moción, que fue aceptada: “Organizar una iglesia destinada a conmemorar la palabra y las obras de nuestro Maestro, la cual habría de restablecer el Cristianismo primitivo y su perdido elemento de curación”.Manual de La Iglesia Madre, pág. 17. La curación por medio del Cristo fue el propósito que sirvió de base a la Iglesia de Cristo, Científico, y esta curación hizo prosperar a la iglesia y continúa haciéndola prosperar dondequiera que, individual y colectivamente, sus miembros efectúen curaciones y en la proporción en que lo hagan.

La Sra. Eddy puso mucho enfásis en la importancia de la curación para la prosperidad de su iglesia. En una carta a William McKenzie escribió: “... a menos que haya menos enseñanza, menos construcción de iglesias y más y mejores curaciones — nuestra religión se hundirá en el abismo de sectas pasadas por ser una religión de la letra sin el espíritu — de la doctrina sin la demostración”. Citado en Robert Peel, Mary Baker Eddy: The Years of Authority (Nueva York: Holt, Rinehart and Winston, 1977), pág. 456.

Si deseamos que esta iglesia crezca, no sólo en números, sino, lo que es más importante, para la gloria de Dios y para el servicio de la humanidad, el camino es directo y sencillo. Debemos sanar. Tendré mucho gusto en escuchar sus sugerencias sobre la dirección a seguir, y en recibir su cooperador apoyo mediante la oración, en este esfuerzo por cumplir con la declaración de la Sra. Eddy: “Millones de mentes sin prejuicio — sencillos buscadores de la Verdad, fatigados peregrinos, sedientos en el desierto — esperan con anhelo descanso y refrigerio. Dadles un vaso de agua fría en nombre de Cristo y jamás temáis las consecuencias”.Ciencia y Salud, pág. 570.

[Extractos compilados de la sección “The Church in Action” del The Christian Science Journal.]


Bendice, alma mía, a Jehová,
y bendiga todo mi ser su santo nombre.
Bendice, alma mía, a Jehová,
y no olvides ninguno de sus beneficios.
El es quien perdona todas tus iniquidades,
el que sana todas tus dolencias;
el que rescata del hoyo tu vida,
el que te corona de favores y misericordias;
el que sacia de bien tu boca
de modo que te rejuvenezcas como el águila.

Salmo 103: 1–5

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