La Biblia es un libro sagrado y práctico. Registra un período histórico en el que fueron reveladas las leyes de Dios y Su amor por el hombre. Pero considerar la Biblia como una mera narración histórica, como algo anticuado y que ya pasó, oscurece la misma esencia de su enseñanza. Tal enfoque minimiza las posibilidades radicales presentes del estudio de las Escrituras.
San Pablo declaró: “La palabra de Dios es viva y eficaz”, o, como lo dice la traducción de J. B. Phillips: “La Palabra que Dios habla es viva y activa”. Hebr. 4:12. Un resumen de uno de los primeros sermones dados por Mary Baker Eddy incluye esta observación: “El relato material de la Biblia, dijo ella, no tiene más importancia para nuestro bienestar que la historia de Europa y América; mas el significado espiritual es lo que tiene importancia para nuestra vida eterna”. Mary Baker Eddy, Escritos Misceláneos, pág. 170. Tal vez una experiencia que tuve pueda ayudar a ilustrar este punto.
Después de haber estado buscando un nuevo apartamento durante varios meses, finalmente encontré uno y me mudé. A los pocos días, me llamó una persona para ofrecerme otro apartamento. No deseaba mudarme nuevamente, y estuve a punto de decir “no, gracias”, pero decidí pensarlo.
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