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La Biblia y el poder de la Palabra viva

Del número de noviembre de 1984 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


La Biblia es un libro sagrado y práctico. Registra un período histórico en el que fueron reveladas las leyes de Dios y Su amor por el hombre. Pero considerar la Biblia como una mera narración histórica, como algo anticuado y que ya pasó, oscurece la misma esencia de su enseñanza. Tal enfoque minimiza las posibilidades radicales presentes del estudio de las Escrituras.

San Pablo declaró: “La palabra de Dios es viva y eficaz”, o, como lo dice la traducción de J. B. Phillips: “La Palabra que Dios habla es viva y activa”. Hebr. 4:12. Un resumen de uno de los primeros sermones dados por Mary Baker Eddy incluye esta observación: “El relato material de la Biblia, dijo ella, no tiene más importancia para nuestro bienestar que la historia de Europa y América; mas el significado espiritual es lo que tiene importancia para nuestra vida eterna”. Mary Baker Eddy, Escritos Misceláneos, pág. 170. Tal vez una experiencia que tuve pueda ayudar a ilustrar este punto.

Después de haber estado buscando un nuevo apartamento durante varios meses, finalmente encontré uno y me mudé. A los pocos días, me llamó una persona para ofrecerme otro apartamento. No deseaba mudarme nuevamente, y estuve a punto de decir “no, gracias”, pero decidí pensarlo.

Recurrí a Dios en busca de una respuesta, confiando en que Él me revelaría el camino correcto que debía seguir. Como acostumbro, abrí la Biblia para que me guiara. Comencé leyendo la historia de Rebeca y cómo ella, evidentemente confiando en que Dios la estaba llamando a cumplir un propósito más elevado, abandonó su casa paterna para unirse al que pronto sería su esposo. Ver Gén., cap. 24. Instantáneamente, sin ningún otro razonamiento humano, me convencí de que debía mudarme.

A fin de mes, después de haber sacado todas mis pertenencias, volví por última vez a mi viejo apartamento, y lo encontré lleno de agua. Se había roto un enorme caño que estaba dentro de la pared, derrumbándola e inundando el apartamento. Si mis cosas hubieran estado todavía allí, muchas de ellas se habrían arruinado. La Biblia me había ayudado a ver la evidencia de la protección de Dios.

El pasaje bíblico que me ayudó, considerado literalmente, no habría tenido aplicación a las circunstancias por las que yo estaba pasando. Hasta se le podía haber considerado como un simple relato histórico en la Biblia; importante en ese entonces, pero no ahora. Pero esta clase de evaluación literal hubiera hecho que pasara por alto el pasaje y que dejara de recibir la bendición. No fue el hecho histórico lo que me ayudó. Fue el concepto acerca de Dios que me reveló la Biblia en ese momento. Me dio la seguridad del tierno amor y diligente cuidado de Dios. A medida que leía, sentía que Dios me estaba hablando a mí como les habló a los israelitas: “Yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis”. Jer. 29:11.

Por tanto, en lugar de simplemente leer acerca de Dios, estaba comulgando con Él, y escuchando Su dirección. Eso es lo que significa un sentido espiritual de las Escrituras: “Dios con nosotros”, Emanuel, Cristo; y todos podemos leer la Biblia de esta manera. El Cristo, la Verdad, “es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos”. Hebr. 13:8. Cuando leemos la Biblia para obtener su sentido espiritual, la Palabra viva nos muestra lo que es Dios y lo que Él hace ahora mismo y por toda la eternidad. Dios nos está hablando constantemente por medio de las Escrituras. La Palabra de Dios siempre es Su voz que nos habla a cada uno de nosotros, revelándose a Sí Mismo en todo momento como el gran Yo Soy. Este sentido espiritual de la Palabra viva, “la profunda divinidad de la Biblia”Ciencia y Salud, pág. 546. — para usar la frase de la Sra. Eddy — sana, consuela y salva.

Los Científicos Cristianos aceptan y valoran la realidad histórica de los acontecimientos de la Biblia, tales como la división del Mar Rojo, los “milagros” de los profetas, el nacimiento virginal, la resurrección de los muertos, la crucifixión, resurrección y ascensión de Cristo Jesús; pero eso no es todo. Hemos llegado a entender que la Palabra nos habla también de la historia de nuestra vida. Usted puede ubicarse, y cualquiera puede hacerlo, allí mismo entre los profetas, los discípulos y las multitudes. Y usted puede oír la voz de Dios allí, hablándole tiernamente, asegurándole que Él está aquí mismo, ahora, y que siempre estará.

Si usted cree que el estudio de la Biblia es aburrido e inaplicable, trate de enfocarlo con esta perspectiva. Si no sabe cómo empezar, escudriñe las Escrituras teniendo en mente una necesidad específica, como lo hice yo. Si ya lo ha intentado sin éxito, ¡no se dé por vencido! Lea el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy. Este libro puede ayudarle a encontrar los tesoros de la Palabra, y hará que usted se dirija a la Biblia con los brazos abiertos.

A través de los siglos, corazones receptivos han encontrado consuelo, dirección, curación y alegría en la Palabra viva, “la profunda divinidad de la Biblia”, y usted también puede hacerlo.

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