Es mi enorme deseo agradecer a Dios porque he conocido la Ciencia Cristiana Christian Science (crischan sáiens). Durante muchos años estuve bajo tratamiento médico a fin de recuperar la salud, pero en vez de mejorar, yo empeoraba. Concurrí a psiquiatras y a psicólogos, pues estaba padeciendo de una depresión nerviosa muy intensa.
Cuando los remedios ya no tenían ningún efecto sobre mí, una amiga que conocía la Ciencia Cristiana me dio el libro Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, y fui a visitar a un practicista de la Ciencia Cristiana. Entonces abandoné por completo toda ayuda médica, y el practicista oró por mí. Mi recuperación total fue inmediata. Me encantaba reflexionar sobre la “exposición científica del ser”, que afirma la unidad del hombre con Dios (Ciencia y Salud, pág. 468). La frase: “El Espíritu es Dios, y el hombre es Su imagen y semejanza”, inundó mi consciencia de luz divina.
Hoy gozo de perfecta salud, estoy trabajando, y estudio la Ciencia Cristiana. Estoy profundamente agradecida a Dios porque he tomado instrucción en clase en la Ciencia Cristiana. Mi sentido de unidad con Él continúa creciendo.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!