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La curación cristiana y la esperanza que hay en nosotros

Del número de diciembre de 1984 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


La oración sana. Sirve para redimir, elevar y regenerar la vida humana. La oración proclama la esperanza y la expectativa de salvación. Miles de personas racionales e inteligentes de hoy en día — seguidores del método de sanar de Cristo Jesús — recurren con regularidad a Dios en oración. Lo hacen sin reservas cuando se ven enfrentadas por enfermedades físicas como también cuando encaran otras dificultades humanas o dilemas morales. Su fidelidad y constancia son recompensadas; su vida es renovada.

La Primera Epístola de Pedro nos alienta: “Estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros”. 1 Pedro 3:15. Vale la pena preguntarnos acerca de la esperanza en nuestra propia oración, pues nuestro progreso espiritual depende en gran manera de lo que realmente esperamos de la oración y cuáles son nuestros motivos.

Para el estudiante de Ciencia Cristiana, su razón para decidirse a confiar en la oración para su curación está basada fundamentalmente en el reconocimiento de la totalidad, omnipotencia, de Dios; y, correspondientemente, en el reconocimiento científico de la insustancialidad, impotencia y nulidad del mal. Si Dios, el Espíritu infinito, es de hecho el único poder (todo-poder), el individuo que siente que esto es verdad recurrirá de manera natural a Dios siempre que necesite de curación. De manera que él ora sincera, humilde y afirmativamente.

Muchos otros puntos importantes son necesarios para un examen cabal del propósito de la curación cristiana y nuestra razón para confiar exclusivamente en la oración. Algunos puntos pueden considerarse aquí; otros pueden considerarse sólo en los confines de nuestra experiencia individual a medida que encaramos las exigencias de ocuparnos de nuestra propia salvación. Pero los puntos siguientes son esenciales.

• Instintivamente buscamos la presencia consoladora de Dios en momentos de necesidad porque sabemos que Él nos ama tiernamente. La curación es una prueba de la tierna misericordia del Padre. Toda curación efectuada mediante la oración atestigua dinámicamente del cuidado siempre presente y sostenedor de Dios. Mediante la acción de Su Cristo, la oración despierta a la consciencia humana para que comprenda y sienta la protección omnímoda, la gracia liberadora, del infinito Amor divino.

• Entonces, de esto resulta que también recurrimos a Dios en oración no sólo porque Él nos ama, sino porque nosotros Le amamos a Él. Como el Nuevo Testamento declara: “Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero”. 1 Juan 4:19. La curación espiritual constituye un elemento central de nuestro culto a Dios. Reconoce que Él es supremo y afirma el Primer Mandamiento: “No tendrás dioses ajenos delante de mí”. Éx. 20:3. Cristo Jesús le recordó a quien le hizo una pregunta: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente”. Mateo 22:37. Cuando procuramos curación mediante la oración sin reservas, estamos expresando genuinamente este amor puro y totalmente comprometido a Dios. Lo estamos adorando sólo a Él, no a la materia o a medios materiales; Lo estamos sirviendo a Él solamente.

• La curación cristiana es el único medio de curar que da prueba — evidencia práctica e innegable — de la realidad espiritual de todo ser. La oración científica afirma que Dios es Espíritu omnipresente y que el hombre es Su perfecto reflejo, enteramente espiritual, sin mancha, que expresa únicamente Su naturaleza. Cuando la curación es el resultado de esta comprensión, las afirmaciones de la realidad divina son demostradas decisivamente. Dios es Espíritu; el hombre es espiritual. Ningún otro método curativo es reconocido y entonces se da validez a este hecho divino. De esta manera optamos por confiar en la oración únicamente.

• La Ciencia Cristiana enseña que las dificultades físicas son básicamente mentales en naturaleza. Son el resultado de creencias falsas. En consecuencia, la única curación y el único progreso permanentes se efectuarán al corregir en la consciencia humana los falsos conceptos acerca de Dios, el hombre y la realidad. El método de curación científico y cristiano hace esto. Ningún otro método puede hacerlo. Por generaciones la gente de todo nivel social ha comprobado que la Ciencia Cristiana es digna de confianza, segura e infalible. Uno siempre puede orar, sin tomar en cuenta las circunstancias o lo que nos rodee.

• Otra razón principal por la que elegimos confiar en la oración para la curación es que coincide con la manera en que nuestro Salvador, Cristo Jesús, curaba. En palabras sencillas, los Científicos Cristianos la ven como una condición del discipulado. Cuando Cristo Jesús llamó a sus doce apóstoles para mandarlos a difundir el evangelio entre la gente, les ordenó: “Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado. Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia”. Mateo 10:7, 8. La exigencia apostólica permanece para cada uno de sus seguidores de hoy en día. De hecho, la Sra. Eddy ha mostrado el significado especial de la curación espiritual para nuestra época. Escribe: “En distintas épocas la idea divina toma diferentes formas, según las necesidades de la humanidad. En esta época toma, más inteligentemente que nunca, la forma de la curación cristiana. Éste es el niño que hemos de atesorar”.Escritos Misceláneos, pág. 370.

• Finalmente, cuando consideramos nuestras razones para seguir el camino de la curación basada en la oración, vemos que, por muy importante que la curación física pueda ser, el logro más importante de nuestra confianza absoluta en la ley divina es revelado de otra manera. Es la evidencia de nuestra redención, purificación y progreso espiritual. En realidad, no hay verdadera curación cristiana sin éstos, pues es sólo a medida que la consciencia humana es transformada que se produce un cambio permanente para mejorar la condición humana. En el análisis final, la curación cristiana es definida en términos y condiciones de nuestra regeneración espiritual y nuestro bienestar. Ambos son elementos esenciales para la salvación. Como la Sra. Eddy escribe: “Cuerpo y mente están correlacionados en la salvación del hombre, pues así como el hombre no podrá entrar en el cielo como pecador, tampoco podrá entrar como enfermo, y el cristianismo de Cristo echa fuera toda clase de enfermedad como de pecado”.Ibid., pág. 241.

Hay mucho más que puede decirse sobre la razón para la esperanza que hay en nosotros. El gozo y paz puros que vienen a los corazones de quienes son fieles a un solo Dios, confiando en Él en toda circunstancia, son bendiciones que no tienen precio. Con cada paso de certidumbre y absoluta confianza en la Verdad divina, nos volvemos más fuertes en nuestra resolución y vemos que cada vez estamos mejor preparados para ir al mundo con el ministerio de la curación mediante el Cristo. Y de esta manera somos capaces de dar de gracia así como hemos recibido de gracia la generosidad de la gracia de nuestro Padre.

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