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Fui criado en la Ciencia Cristiana, y durante mi niñez me apoyé totalmente...

Del número de diciembre de 1984 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Fui criado en la Ciencia Cristiana, y durante mi niñez me apoyé totalmente en Dios para curarme. También concurrí a la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana hasta la edad de dieciséis años. Luego me alejé de la Ciencia.

Veinte años más tarde, comencé a padecer de alcoholismo. La definición de “infierno” que la Sra. Eddy da en Ciencia y Salud dice en parte (pág. 588): “agonía autoimpuesta”. Diligentemente traté de salir de lo que parecía ser un infierno de desesperación, desaliento y derrota. Sin embargo, todos mis esfuerzos eran hechos a nivel humano, incluso la fuerza de voluntad, la psiquiatría y los grupos de au toayuda para alcohólicos. Ninguno de éstos me ayudaron.

Estaba confundido y deprimido en extremo. No sabía qué hacer o a dónde ir. Me sentía desesperado. Frecuentemente me sentía impulsado a dejar de beber. Era imperativo que no bebiera más. Sin embargo, no sabía cómo hacerlo.

Recuerdo que finalmente le pedí a Dios: “Por favor Dios, ayúdame”. Ésas fueron todas las palabras que se me ocurrieron en mi oración. La Biblia nos promete (Isaías 65:24): “Antes que clamen, responderé yo; mientras aún hablan, yo habré oído”. Al instante me vino la respuesta: “Lee tus libros”. Obedientemente fui a buscar mis libros: la Biblia y Ciencia y Salud. Habían permanecido allí, esperando ser abiertos. En busca de la verdad del ser que me sanaría, leí la Lección Bíblica [que se encuentra en el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana] la cual había sido marcada con mucho amor por mi querida madre, con la esperanza de que yo la leyera.

La curación de la afición al alcohol fue instantánea; los deseos de beber simplemente me abandonaron. En lo profundo de mi corazón estaba convencido de que el alcohol ya no tenía ningún poder sobre mí; y así fue. En Ciencia y Salud leemos (pág. 411): “Si el Espíritu o el poder del Amor divino da testimonio de la verdad, éste es el ultimátum, el procedimiento científico, y la curación es instantánea”.

Además de esta maravillosa curación, también he sanado del deseo de fumar, así como de reumatismo y de un problema en la parte inferior de la espalda.

Estoy muy agradecido a Dios por la Sra. Eddy y por sus escritos, por ser miembro de La Iglesia Madre y de una iglesia filial, y por haber tomado instrucción en clase Ciencia Cristiana. Es maravillosa la renovada inspiración que recibo todos los años en la reunión de la Asociación de Estudiantes de Ciencia Cristiana. Estoy humildemente agradecido por mi nueva vida en la Ciencia Cristiana.

A aquellos que estén luchando con un problema similar les digo: ¡jamás se den por vencidos! Mantengan su confianza en Dios. Comprendan con una profunda convicción espiritual que Él los ama. Él está constantemente cuidando de ustedes y no los abandonará. Su Cristo sanador los guiará a salvo a la libertad y la paz.


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