Fui criado en la Ciencia Cristiana, y durante mi niñez me apoyé totalmente en Dios para curarme. También concurrí a la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana hasta la edad de dieciséis años. Luego me alejé de la Ciencia.
Veinte años más tarde, comencé a padecer de alcoholismo. La definición de “infierno” que la Sra. Eddy da en Ciencia y Salud dice en parte (pág. 588): “agonía autoimpuesta”. Diligentemente traté de salir de lo que parecía ser un infierno de desesperación, desaliento y derrota. Sin embargo, todos mis esfuerzos eran hechos a nivel humano, incluso la fuerza de voluntad, la psiquiatría y los grupos de au toayuda para alcohólicos. Ninguno de éstos me ayudaron.
Estaba confundido y deprimido en extremo. No sabía qué hacer o a dónde ir. Me sentía desesperado. Frecuentemente me sentía impulsado a dejar de beber. Era imperativo que no bebiera más. Sin embargo, no sabía cómo hacerlo.
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