Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

Durante los años en que enseñaba en la Escuela Dominical de la...

Del número de marzo de 1984 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Durante los años en que enseñaba en la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana, yo hacía hincapié en la importancia de muchas de las verdades bíblicas, diciéndoles a mis alumnos que esas verdades les ayudarían en momentos de emergencia. Hace varios años la costa del Golfo de México fue azotada por un huracán muy violento. Las declaraciones científicas y verdades espirituales que yo había explorado con mis alumnos fueron muy valiosas. El Servicio Meteorológico Nacional nos había informado de la proximidad del huracán, y habíamos tomado todas las precauciones necesarias.

Entonces a las cinco y veinte de aquella tarde, la energía eléctrica y el servicio telefónico quedaron interrumpidos. El viento soplaba cada vez con más fuerza, y podíamos ver que los árboles se derribaban afuera de nuestras ventanas. Lo primero que me vino al pensamiento fueron estas palabras del Himno N.° 144 del Himnario de la Ciencia Cristiana:

Ambiente de divino Amor
respira nuestro ser,
mas los sentidos en su error
no nos lo dejan ver.

Iniciar sesión para ver esta página

Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / marzo de 1984

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.