Tal vez haya ocasiones en que nos parezca que hemos entrado en un callejón sin salida. El cielo puede parecernos muy lejano cuando las desavenencias matrimoniales han llegado a un punto en que toda reconciliación parece imposible; o cuando trabajadores en huelga y la gerencia están en gran desacuerdo y todo esfuerzo por solucionar el conflicto encuentra obstáculos insuperables; o cuando alguna disputa con el vecino llega a ser tan confusa que se rompen las relaciones.
En cierto modo, estos ejemplos ilustran las limitaciones de la mentalidad humana. Muy a menudo la tal llamada mente material es más una colección de restricciones e incertidumbres que una fuente de inspiradas soluciones. En realidad, durante un conflicto, el punto más importante puede que no sean los factores en disputa en los que todos han puesto su atención, sino ver cómo las personas creativas logran elevarse sobre el estancamiento de la mente humana. En otras palabras, tal vez lo que esté a prueba sea nuestra capacidad de innovación para poner fin a la arraigada obstinación mental y percibir nuevas posibilidades, soluciones enteramente inesperadas para una mente mortal tenazmente convencida de que no hay solución.
¿Cómo puede una persona terminar con el hábito mesmérico de poner énfasis en los detalles de un desacuerdo y obtener, en cambio, un punto de vista más amplio y perceptivo? ¡Oh, si tan sólo tuviéramos la sabiduría de Salomón! Si realmente somos sinceros en este deseo, la Biblia nos muestra el camino. Salomón, en sus oraciones, podía haber pedido cosas materiales: larga vida y riquezas. Tal vez, en nuestros esfuerzos por salir de un callejón sin salida, nuestras oraciones hayan estado matizadas con soluciones preconcebidas sobre cómo nos gustaría que se desarrollaran los aspectos materiales.
Pero, por supuesto, Salomón oró por algo mucho más espiritual: por entendimiento. La Biblia relata que Dios le dijo: “He aquí lo he hecho conforme a tus palabras; he aquí que te he dado corazón sabio y entendido”. 1 Reyes 3:12. Esta recién adquirida sabiduría y comprensión lo guió a ciertas acciones muy perceptivas. La sabiduría de Salomón se hizo evidente en sucesos tan memorables como aquel en que dio una solución completamente inesperada a la intrincada disputa entre dos mujeres que reclamaban la custodia de un niño (Ver 1 Reyes 3:16–28).
La Ciencia Cristiana explica cómo podemos buscar y obtener la vivificante percepción espiritual que se abre paso entre los dilemas y encuentra sabias y nuevas soluciones a intrincadas situaciones. La solución no estriba en tratar de desarrollar una mente humana más brillante; lo que se necesita es estar más dispuesto a abandonar la creencia de que una mentalidad mortal es la verdadera consciencia del hombre. En realidad, Dios es Mente divina, la verdadera fuente de sabiduría. El hombre no posee una pequeña mente finita e independiente; él es la expresión individual de un solo Dios, la única Mente infinita.
Un sincero reconocimiento de esta verdad eterna puede ejercer un poderoso impacto en los asuntos humanos. Las limitaciones de una mentalidad mortal comienzan a desaparecer, y empezamos a demostrar un sentido más profundo de inteligencia y percepción; en otras palabras, descubrimos un gozo anticipado de cielo. La Sra. Eddy escribe: “El cielo no es una localidad, sino un estado divino de la Mente, en el cual todas las manifestaciones de la Mente son armoniosas e inmortales, porque el pecado no está ahí y se encuentra que el hombre no tiene justicia propia, sino que está en posesión de la ‘mente del Señor’, según afirman las Escrituras”.Ciencia y Salud, pág. 291.
Cristo Jesús dio pruebas incomparables de lo que significa reflejar un estado celestial de pensamiento; de conocerse como la imagen misma de la Mente divina. Su manifestación de la inteligencia espiritual dio soluciones inesperadas una y otra vez. La gente difícilmente esperaba que la hija de Jairo resucitara después de haber muerto; tampoco la turba se imaginó que Jesús pediría que únicamente aquel que estuviera sin pecado arrojara una piedra a la mujer sorprendida en adulterio.
Todos podemos contribuir a aportar soluciones más perceptivas, tanto en nuestros propios asuntos como en los de la sociedad, a medida que progresamos en nuestro reconocimiento de que la Mente es Dios; que Él es todo-inteligente; y que la verdadera naturaleza del hombre, como Cristo Jesús la demostró, expresa sabiduría infinita.
Escucha, oh Jehová, mi oración,
y está atento a la voz de mis ruegos.
En el día de mi angustia te llamaré,
porque tú me respondes.
Salmos 86:6, 7
 
    
