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Sanemos el cuerpo de la iglesia

Del número de marzo de 1984 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Algunas veces los miembros dudan de su capacidad para resolver los desafíos que les presenta la organización de sus iglesias. Sin embargo, cualquiera que haya corregido una condición discordante en su cuerpo físico tiene el suficiente conocimiento como para ayudar a sanar una organización. Básicamente en muchos respectos el procedimiento es idéntico.

¿Acaso no es cierto que en la iglesia todos trabajamos y funcionamos unidos como un todo, como un solo cuerpo? Pablo nos dice: “Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo. Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu”. 1 Cor. 12:12, 13.

A medida que vamos más allá de la rutina en las actividades de la iglesia, aprendemos que las creencias que ocasionan los problemas en un cuerpo eclesiástico, a menudo son las mismas que ocasionan los problemas en el cuerpo humano.

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