Este testimonio es exacto.

Este testimonio es exacto. Nuestros amigos, los Dietz, viven en un solar arbolado de 8.000 metros cuadrados de superficie cerca del centro de Mobile. La mañana siguiente del día en que azotó el huracán “Frederick”, ellos vieron que más de sesenta árboles habían caído en su propiedad (alrededor de su casa y sobre todo el camino de entrada). Pero ninguno cayó sobre su casa. Tuvieron que hacerse camino serruchando los árboles caídos, pero (exceptuando daños menores en las terrazas) su casa fue una de las muy pocas en Mobile que no sufrieron daños por el huracán.

Los Dietz también tienen una casita de campo un poco fuera del camino costanero en Gulf Shores, Alabama. Cuando pudieron llegar a Gulf Shores una semana después de “Frederick”, vieron que la zona estaba totalmente devastada. Al llegar a su casita de campo, vieron gran cantidad de pinos que habían sido derribados por los tornados que devastaron la zona. Cuando llegaron al camino de entrada, se detuvieron y derramaron lágrimas de gratitud, porque su casita de campo y su propiedad estaban virtualmente ilesas. Fue como si un escudo invisible hubiese rodeado su propiedad.

Mi esposo y yo visitamos la casita de campo en diciembre de 1979 y no podíamos creer lo que vimos a medida que avanzábamos a través de Gulf Shores. Parecía como si una enorme tormenta de nieve hubiese cubierto de nieve la zona; la arena cubría todo: calles, parques de estacionamiento, casas derrumbadas. Cuando llegamos a la casita de campo de los Dietz, parecía parte de un mundo distinto. Estaba rodeada de bellos altos pinos, y la casita estaba en perfectas condiciones. Habíamos oído a Sylvia expresar gratitud por la protección en una reunión vespertina de los miércoles después de la experiencia, pero no fue sino hasta que vimos su casa y su casita de campo, que pudimos apreciar la dramática evidencia del cuidado del Amor.