Cuando mi esposo terminó sus estudios a principios del año 1982, comenzó a buscar un empleo adecuado. Pronto nos dimos cuenta de que en nuestra ciudad no había trabajo disponible que fuera apropiado para sus conocimientos. Sin embargo, a través de una comprensión del cuidado de Dios (que el Cristo ya había “preparado un lugar” para nosotros), como también un deseo de nuestra parte de obedecerlo a Él, mi esposo encontró un empleo en una ciudad a 600 kms. de distancia. Correspondía exactamente al campo en el cual él se había especializado. La compañía incluso proveía un departamento pequeño para él hasta que pudiéramos encontrar una casa adecuada.
Yo sabía desde el principio que no sólo este nuevo paso significaba progreso para mi esposo, sino que además había buenas oportunidades para nuestra pequeña hija y para mí. Reclamé mis derechos de que nuestras necesidades fueran plenamente satisfechas sabiendo que Dios cuida no sólo a un individuo sino a todos y en todo sentido, puesto que todos somos sus amados hijos.
Entonces me vino la idea de que incluso nuestra casa expresaba, aun ahora, las cualidades de “arca”. La Sra. Eddy define este término en el Glosario de su libro Ciencia y Salud (pág. 581): “Arca. Seguridad; la idea, o reflejo, de la Verdad, que se demuestra que es tan inmortal como su Principio; la comprensión del Espíritu, que destruye a la creencia en la materia.
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